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CAPITULO II
Planeación Integral
Con el criterio de generar un proceso que nos permita prever el desarrollo de la Universidad en lo futuro, hemos encauzado e intensificado el ejercicio de una disciplina de trabajo -la planeación integral- que para fines de esta exposición conviene enfocar de dos maneras: Como la práctica coherente de todas las áreas, propiciada y coordinada por la Rectoría y como un instrumento que nos sirve para adelantarnos a las necesidades de la Unidad y en congruencia con éstas, garantizar la actividad operativa en el marco de un compromiso a mediano y largo plazos.
La planeación integral no es una imposición ni una molestia adicional a las cargas académicas y al esfuerzo que cada uno de nosotros debe realizar. Por el contrario, la idea es disponer de planteamientos claros que ubiquen el papel y los objetivos de cada área en el marco de fines institucionales para ir más allá de la contingencia del momento y dar a cada parte un contexto de mayor trascendencia. Tales planteamientos nos permiten identificar los pasos concretos que habrá que dar cada año para acercarnos al modelo previsto que encauza y orienta al desarrollo de toda la Universidad.
La evaluación, como parte del proceso de planeación integral, nos sirve para medir las capacidades de cada área y conocer sus posibilidades reales de llevar a cabo aquello que se propone.
Las tareas inherentes a la planeación permiten, entre otros aspectos, ampliar el grado de conciencia sobre lo que se hace, cómo se hace y por qué los resultados son buenos o malos y, por ende, nos servirán para reducir el malestar inexplicado y aumentar las posibilidades de identificar deformaciones y limitaciones.
En este proceso, vasto y complejo, a la Rectoría corresponde únicamente desempeñar una función coordinadora y conductora. Deben participar en él todos los miembros de la Unidad y, en primera y última instancia, los cuerpos colegiados.
La intención es establecer el Plan de Desarrollo de la Unidad que, una vez discutido y sancionado por el Consejo Académico, nos permita orientar los programas anuales de trabajo dentro de este marco general, que a su vez conformará y estará determinado por el Plan General de toda la Universidad; un Plan que está formulado en términos que abarcan una escala mayor y que está siendo discutido por las distintas instancias para someterlo a la consideración del Colegio Académico.
El Plan General de la UAM, que habrá de responder a los intereses de las tres unidades, establecerá la correlación y el desarrollo de toda la Universidad con una visión de mediano plazo. Dentro de este amplio marco surge la posibilidad de programar el corto plazo, a partir del diagnóstico de la situación en que nos encontramos y con un sentido realista de proyección al futuro.
Si queremos alejarnos de las decisiones personales, coyunturales, basadas solamente en el buen juicio de la autoridad en turno, tendremos que demandar la participación responsable de todos los universitarios en este proceso.
El Programa Anual correspondiente a 1987 se integró con base en las solicitudes que formulamos para obtener la información esencial de cada área, su expresión más concreta la constituye el presupuesto por programas, cuyo proyecto fue aprobado por este cuerpo colegiado el 31 de marzo de 1987. Está supeditado a nuestro grado de organización interna, a los sistemas de trabajo, a los recursos con que contamos y a las metas específicas que podamos cumplir con esos recursos. Si esta disciplina de programación no se toma como ejercicio de cada uno de nosotros para prever lo que seremos capaces de hacer en el año; si únicamente la atendemos de manera burocrática, como un mero requisito para que el área solicitante nos deje en paz, el esfuerzo será una pérdida de tiempo y, una vez que el programa esté formalmente sancionado y se convierta en el instrumento con el cual controlemos la operación de toda la Unidad, el resultado será deformante, en lugar de ser un marco orientador.
Si la elaboración del programa se funda en análisis objetivos y completos conlleva toda la responsabilidad y la preocupación por reflejar lo que nos proponemos hacer, dispondremos de una pauta para desarrollar lo que queremos, y en esa medida dejará de ser una molestia y una imposición permanente.