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ASPECTOS FINANCIEROS

Uno de los aspectos más preocupantes al inicio de la gestión fue la situación económica de la Universidad. Por un lado, la pérdida del poder adquisitivo del salario de nuestro personal, principalmente del académico, y por otra la caída en el monto que se destinaba a otros gastos de operación, de mantenimiento e inversión. Año con año estos capítulos del gasto mostraban un deterioro en el presupuesto.

Como se recordará, el Colegio Académico autorizó en 1985 un presupuesto con un déficit estimado por 768 millones, que al final del ejercicio se redujo a 410 millones. Para 1986, primero de la gestión, se consiguieron recursos que permitieron, primero que el Colegio Académico no tuviera que autorizar un presupuesto deficitario, segundo que se amortizara en 284 millones el déficit del año anterior, y que se canalizaran 200 millones para capital de trabajo de la Universidad. En 1987, nuevamente se amortizó el déficit de 1985 por 41 millones, se destinaron 3,663 millones para capital de trabajo, se reservaron 500 millones para hacer frente al compromiso de adquirir un terreno para los trabajadores y hubo un remanente por 1,620 millones que se canalizó al presupuesto de 1988. El año pasado, se abonaron otros 20 millones al déficit de 1985, restando sólo 19 que se terminarán de pagar este año, además se reservaron 1,100 millones para el estímulo a la docencia e investigación aprobado por el Colegio Académico, se destinaron 200 millones para el mantenimiento de la Casa de la Paz y TAUAM y se transfirieron 1,921 millones para el presupuesto de 1989.

En este momento (noviembre de1989) se dispone de una partida de 750 millones de pesos para el pago de estímulos al personal académico correspondiente a este año, de un fondo de 2,000 millones para apoyar proyectos de investigación y docencia, se cuenta con un presupuesto para adquirir en el momento oportuno el espacio tipo B aprobado por el Colegio Académico; después de múltiples gestiones se recibió un terreno, del Departamento del Distrito Federal, de 23,000 metros cuadrados para las oficinas de Rectoría General, y se deja un fondo para realizar los trabajos preliminares de su construcción. Quisiera destacar que también se dispone de un capital de trabajo de 8,000 millones para hacer frente a diversas contingencias que pudieran presentarse, principalmente las derivadas de la calendarización de la entrega del subsidio federal.

Como se puede observar, en este período de 1986 a 1989 se logró sanear la situación financiera de la Universidad y tener reservas suficientes para hacer frente a algunas emergencias.

A pesar de la pérdida general del poder adquisitivo del personal académico, fue posible aumentar año con año el número de promociones a los profesores alcanzando 1988 el total de 645, la cifra más elevada en la historia de la UAM. Esto ha contribuido en gran medida a reducir el número de renuncias del personal académico en relación a las que se registraron al inicio de la gestión.


Como se mencionó anteriormente, uno de los problemas de la Universidad era la reducción del presupuesto para hacer frente a los otros gastos de operación, mantenimiento e inversión. A pesos de 1982, el presupuesto para estos capítulos se fue reduciendo en los siguientes años: de 880 millones de 1982 bajó a 504 en 1985, alcanzando el punto más bajo en 1986 que fue de tan sólo 471 millones. En los siguientes años, gracias a la estrategia financiera seguida, se incrementó a 575 millones en 1987, subió a 864 millones en 1988 y para 1989 se estima en 1,037 millones (considerando una inflación del 19% en el año) que representa más del doble de lo asignado en el año en que dio inicio la gestión.

Esta estrategia ha permitido adquirir nuevo equipo, reparar el que se tenía y dar un mejor mantenimiento a las instalaciones de la Universidad. Analizando la distribución del gasto de inversión, se tiene que la tercer parte se ha destinado a la adquisición de equipo de procesamiento de datos, otra porción igual a la compra de libros y revistas, una cuarta parte a la adquisición de otro equipo para los laboratorios y talleres de docencia e investigación, y el resto se ha destinado a la compra de muebles y equipo de oficina, vehículos y equipo de transporte.

Al comparar lo invertido en el trienio 1986 -1988 en equipo para laboratorio y talleres de docencia e investigación con el monto correspondiente al trienio 1983-1985, se tiene que éste prácticamente se cuatriplicó, pasando de 876.6 millones de dólares a 3,500 millones de dólares, lo cual indica el esfuerzo que se ha dado por impulsar las funciones sustantivas de la Universidad.

Si se toma en cuenta la difícil situación económica del país, la restricción al presupuesto universitario a nivel nacional y en general la situación de crisis, puede apreciarse que la política presupuestal que se ha seguido ha brindado la posibilidad de consolidar el modelo universitario. Como un ejemplo de la importancia que representa el monto que destina la Universidad para estos gastos, cabe señalar que en tanto la UAM destinó en 1989, 1037 millones, la UNAM para los capítulos de artículos y materiales de consumo, mobiliario y equipo e inmuebles y construcciones asignó 1,738 millones. Las dos cantidades a pesos de 1982.

Reiteradamente los miembros del Colegio Académico en particular y la comunidad universitaria en general, han manifestado su preocupación por la fecha en la que se autoriza el presupuesto de ingresos y egresos de la Universidad. En efecto, de 1978 a 1984 el presupuesto se autorizó entre los meses de abril a julio, en 1985 se aprobó en octubre, en 1986 hasta noviembre y el de 1987 de nuevo en octubre. Esta situación obligó a hacer un esfuerzo institucional puesto que involucró a los consejos divisionales, académicos y al propio colegio. Por ello fue posible que el de 1988 se presentara en mayo y junio, y el de 1989 en enero de este año. Cabe destacar que el de 1990 ya está estructurado y se presentará al Patronato en este mes de noviembre, quedando toda la documentación en orden y terminada para que, si el nuevo Rector lo decide, se pueda presentar al Colegio Académico en el mismo mes de diciembre. Sería la primera ocasión en los quince años de la Universidad en la que se presente con antelación a su ejercicio.

También año con año se han ido acumulando las críticas a la estructura programática presupuestal que se tiene en la Universidad. Se tienen dudas fundadas tanto en su elaboración, como en su confiabilidad como instrumento para realizar un seguimiento y asignación presupuestal a los programas de la Universidad. Diferentes comisiones del Colegio Académico se han dedicado a analizar este problema, el Departamento de Presupuesto por Programas ha sugerido diversas modificaciones y sin embargo no han llegado a la consideración del Colegio. Se espera que con el trabajo de las comisiones encargadas de elaborar un proyecto de reglamento de ingresos y egresos y el de planeación, se podrá dar una salida a este problema que tantos años ha llevado.

Con el objeto de incrementar los ingresos de la Universidad, el Patronato acordó incrementar las cuotas de inscripción y servicios de los estudiantes de la Universidad en septiembre de 1987. Esta medida que recoge una recomendación expresada en las Políticas Generales era necesaria para conservar el espíritu inicial de la Universidad y su actualización pareció conveniente. No se pretende de ninguna manera recuperar el costo del servicio que se proporciona, sino hacer copartícipes a los estudiantes de su educación. También se han ido ajustando los precios de otros servicios con el fin de no tener una pérdida tan alta en actividades que no son directamente académicas.

Hace algunos años, generalmente al finalizar noviembre o principios de diciembre, se informaba que había una estimación de remanente presupuestal que había que gasta. Esta situación propiciaba la compra de muchos bienes en poco tiempo. Desde el inicio de la gestión se puso especial énfasis en procurar llevar un control presupuestal que permitiera hacer un seguimiento del comportamiento del gasto, tanto para no caer en un déficit al final del año, como para poder ejercer recursos con tiempo suficiente para programar las adquisiciones. Con el apoyo de la Contraloría se pudo llevar a efecto una revisión mensual del ejercicio presupuestal, lo cual permitió hacer adquisiciones, previsiones y correcciones en tiempos oportunos.

A la luz de las consideraciones anteriores, durante la gestión, se creció como Institución en un medio en que lo más común fue lo contrario.

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