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III. EL PERSONAL ACADéMICO Y SU PROFESIONALIZACIÓN
La calidad de nuestras actividades académicas es resultado de la formación y trayectoria de nuestros profesores. Por ello, el elemento crucial para mantener un efectivo desarrollo de la investigación y la docencia de calidad es la profesionalización del personal académico. La profesionalización de la planta académica es un proceso complejo, cuyas características dependen de las condiciones de cada disciplina. En general, consideramos que el eje de la profesionalización se encuentra en los estudios de postgrado, ya que en ellos es posible encontrar programas de formación de profesionistas e investigadores, así como de personal docente con una visión moderna y actual de su disciplina.
Sólo formando y fortaleciendo la planta de profesores-investigadores, la Universidad podrá consolidar y desarrollar plenamente su modelo académico. En los últimos dos años se han realizado esfuerzos significativos para promover la profesionalización del personal académico a través del programa de becas de la Institución -para el estudio de maestrías y doctorados-, del establecimiento de convenios de intercambio académico con diversos centros de investigación e instituciones de educación superior -nacionales y extranjeros- y a través de los programas de postgrado que ofrece la Universidad.
En la actualidad, 494 profesores contratados por tiempo indeterminado están estudiando programas de postgrado; 191 a nivel maestría y 303 a nivel doctora. De éstos, 113 cuentan con la beca de postgrado que otorgan los Consejos Divisionales (18 para estudios de maestría y 96 para doctorado) y 103 reciben o han recibido diversos apoyos complementarios para llevar a cabo sus estudios.
De los 494 profesores que actualmente están realizando estudios de postgrado, 131 se encuentran adscritos a la Unidad Azcapotzalco, 192 a la Unidad Iztapalapa y 171 a la Unidad Xochimilco, tal y como puede apreciarse en la tabla correspondiente del Anexo Estadístico. Estas cifras muestran el interés común de las Divisiones de las tres Unidades por participar en este esfuerzo y expresan la magnitud de la tarea que el conjunto de la Institución está realizando para mejorar el perfil formativo de su planta académica.
En el bienio 1993-1994, se avanzó en la consolidación de una planta de profesores de carrera. Según los datos que se presentan en el Anexo Estadístico, la Universidad contaba a finales de 1993 con un total de 2986 profesores para llevar a cabo sus funciones. El 72.9% corresponde a profesores-investigadores de tiempo completo, el 15.3% a profesores de medio tiempo y el 11.8% a profesores de tiempo parcial. Del total de los profesores, el 47.4% ocupaba la categoría de titular, el 43.7% la de asociado y sólo el 8.9% la de asistente.
A finales de 1994, los profesores contratados sumaban 3086. El 73.6% es de tiempo completo, el 15.6% de medio tiempo y el 10.8% de tiempo parcial. Del total de los profesores, el 51.2% ocupa la categoría de titular, el 41.8% la de asociado y el 7.0% la de asistente.
De los profesores contratados por tiempo indeterminado, el 41% poseen el grado de licenciatura, el 4% el de especialidad, el 34% el de maestría y el 21 % el de doctorado. Tomando en cuenta la cantidad de profesores que actualmente se encuentra realizando estudios de postgrado, es de esperar que el número de ellos con maestría y doctorado, que en la actualidad constituyen más del 50%, se incremente en forma significativa en los próximos años.
Esto le dará un fuerte impulso a las labores de investigación que se desarrollan en las Divisiones, a la vez que incidirá en forma positiva en el cumplimiento de nuestras actividades docentes.
Este es un momento importante para fortalecer la planeación relativa al desarrollo de la planta académica de acuerdo con los objetivos sustantivos de la Universidad.
La profesionalización de los profesores debe seguir definiéndose por criterios académicos que permitan establecer niveles crecientes de calidad. Se deben reforzar los esquemas que actualmente están permitiendo orientar esta profesionalización a través de los estudios de postgrado, principalmente a nivel de doctorado; para lograrlo es necesario impulsar aún más el programa de formación de profesores y así avanzar en la consolidación plena del modelo de la Universidad, en el cual la figura del profesor-investigador es la base de su funcionamiento.