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II. CUERPOS ACADEMICOS
En su transición hacia el siglo XXI, la Universidad requiere de una mezcla creativa de tradición
y modernidad, de la combinación del humanismo, que siempre la ha caracterizado, con su capacidad para adentrarse
en terrenos del conocimiento antes inexplorados. También requiere del desarrollo de habilidades superiores
para formar profesionales con sólidos valores éticos y humanísticos que se conjuguen armónicamente
con destrezas y conocimientos de alto contenido científico.
Para lograr lo anterior, el eje articulador de la respuesta universitaria ante los nuevos desafíos de su
tiempo está dado, en buena medida, por la ampliación, desarrollo y consolidación de sus cuerpos
académicos.
Según los datos de la Dirección de Recursos Humanos, la Universidad contaba a finales de 1996 con
un total de 3,163 profesores, 231 técnicos académicos y 433 ayudantes para llevar a cabo sus funciones.
Del total de los profesores el 75% corresponde a profesores-investigadores de tiempo completo, el 15% a profesores
de medio tiempo y el 10% a profesores de tiempo parcial. Del total de los profesores de tiempo completo y medio
tiempo, el 65% ocupaba la categoría de titular, el 31% la de asociado y el 4% la de asistente.
En cualquier Institución de Educación Superior en el mundo que haya alcanzado un amplio reconocimiento
social por el cumplimiento de sus propósitos institucionales y por la calidad de las acciones que desarrolla,
sus cuerpos académicos más consolidados muestran siempre tres rasgos invariantes. En primer lugar,
los miembros que conforman un cuerpo académico, se distinguen por su alta habilitación académica
que se expresa en haber realizado estudios de posgrado, particularmente a nivel doctoral, por su capacidad para
desarrollar investigación independiente, y por su amplia experiencia en labores docentes y de formación
de recursos humanos.
Una segunda característica es su alto compromiso institucional, referido más que a las simples y
llanas obligaciones contractuales, a su participación creativa, intensa y permanente en el desarrollo de
las funciones sustantivas de la Universidad, así como en una activa y responsable labor de gestión
universitaria.
El tercer rasgo característico es su involucramiento permanente en redes de intercambio académico
con sus pares, dentro y fuera del país.
Los cuerpos académicos son considerados el núcleo fundamental de la fortaleza institucional porque
autorregulan el funcionamiento de la Universidad, propician ambientes académicos estimulantes, garantizan
el cumplimiento de los objetivos institucionales y, en suma, porque con su quehacer de gran calidad prestigian
a la Institución.
Su existencia permite a la Universidad realizar un tipo de docencia más estructurada, actualizada y pertinente.
Además, son ellos los que introducen al educando en las tradiciones de la práctica científica
y humanística, con los valores y actitudes propios de la vida universitaria y que se traducen en un modo
particular de transcurrir por la vida, de crecer y enriquecerse mutuamente.
En nuestra Universidad, las disposiciones legislativas en materia de planeación y presupuestación
y las Políticas Operacionales y Operativas puestas en práctica en los últimos años,
tienen como un importante objetivo depositar en los cuerpos académicos una función cada vez más
definitoria en la generación y ejecución de los mecanismos de planeación universitaria, tanto
en materia docente como de investigación, y en la definición y ejercicio del presupuesto de modo
que se desplieguen beneficios de su capacidad autorreguladora.
Hoy, el 56% de nuestros profesores de carrera contratados por tiempo indeterminado cuentan con estudios de posgrado.
Del total de esta planta académica, el 19.5% son doctores, el 33.5% maestros, 3% tienen una especialidad,
y el 44% poseen la licenciatura como máximo grado académico.
Para ampliar el número de cuerpos académicos de la Universidad y consolidar a los ya existentes,
durante la presente administración se ha fortalecido el Programa de Formación de Profesores, se ha
ampliado su cobertura y se han diseñado medidas complementarias para lograr la permanencia de los profesores
en los programas de posgrado y su posterior reincorporación a la Universidad en forma eficaz.
Con base en el Programa de Formación de Profesores, que se ha promovido intensamente en el conjunto de la
Institución, se está logrando que una parte significativa del personal complete su formación
a través de la realización de estudios de posgrado, fundamentalmente a nivel doctoral, en Instituciones
nacionales o extranjeras.
En la actualidad, 614 profesores se encuentran realizando estudios de posgrado, 39% a nivel maestría, 59%
a nivel doctorado y el 2% restante a nivel de especialización o posdoctoral.
De los profesores que cursan la maestría, 223 lo hacen en México y 15 en el extranjero, mientras
que los que estudian el doctorado, 239 lo hacen en el país y 123 en el extranjero. Del total de estos profesores,
116 gozan de la beca para estudios de posgrado que otorgan los Consejos Divisionales (40 en la Unidad Azcapotzalco,
53 en la Unidad Iztapalapa y 23 en la Unidad Xochimilco) y un total de 330 recibieron diversos apoyos institucionales
para cursar sus estudios durante 1996. De los 116 profesores, 21% se encuentra realizando estudios de maestría
(14 en el país y 10 en el extranjero) y 79% a nivel de doctorado (29 en México y 63 en el extranjero).
En 1996 se otorgaron 57 becas de posgrado (13 en Azcapotzalco, 30 en Iztapalapa y 14 en Xochimilco) y se ejercieron
recursos por ocho millones trecientos ochenta y siete mil pesos para este programa y tres millones trecientos mil
para el de Apoyo Complementario a la Formación de Profesores. En el mismo año, 50 profesores gozaron
de una beca del CONACyT, 19 de la SEP y 7 a través de diversos convenios para la realización de sus
estudios.
De los 614 profesores que actualmente están realizando estudios de posgrado, 177 se encuentran adscritos
a la Unidad Azcapotzalco (66 de CBI, 56 de CSH y 55 de CAD), 204 a la Unidad Iztapalapa (56 de CBI, 59 de CBS y
89 de CSH) y 233 a la Unidad Xochimilco (103 de CBS, 81 de CSH y 49 de CAD).
Estas cifras muestran el interés común de las divisiones de las tres Unidades por participar en este
esfuerzo y expresan la magnitud de la tarea que el conjunto de la Institución está realizando para
mejorar el perfil formativo de su planta académica.
Si se toma en cuenta el número de profesores que en la actualidad se encuentra realizando estudios de posgrado,
es de esperar que para el año 2000, al menos el 70% de nuestra planta académica tenga estudios de
posgrado y que nuestro porcentaje de doctores aumente, al menos, del actual 19% al 31%, lo que le dará a
la UAM una mayor fortaleza institucional para el cumplimiento de sus propósitos.
Fomentar que el personal académico de la UAM tenga grado de doctor, responde plenamente a las características
de su modelo educativo sustentado en la figura del profesor-investigador de tiempo completo, cuyas actividades
combinan la investigación, la difusión y la docencia. Pero es sobre todo en el terreno de la docencia
donde la presencia de profesores con la más alta habilitación académica tiene un valor superlativo.
Conformar una planta académica de doctores nos ha de permitir ofrecer a la sociedad mejores programas de
licenciatura y posgrado. Esto no implica el olvido de las particularidades de las profesiones, por el contrario,
busca mejorar los perfiles de desarrollo y ampliar el universo de formación de los estudiantes.
Para el mejor desarrollo de las profesiones, es necesario perseverar en el esfuerzo orientado a que la Universidad
alcance una profunda relación con los colegios, asociaciones y comunidades de profesionistas de modo que
seamos capaces de aproximar a nuestras aulas a los profesionales más destacados de cada campo.
Concientes de que el alto nivel académico del profesorado es una condición necesaria, más
no suficiente para garantizar una educación de alta calidad, el referido programa de formación de
profesores se a complementado con la puesta en marcha de un programa de apoyo a la formación pedagógica,
didáctica y de manejo de grupos. Con ello se busca dotar a nuestro personal con mejores instrumentos para
la realización de sus labores en el aula y en los laboratorios de docencia y, de esta forma, propiciar una
optima formación de nuestros alumnos.
Es necesario señalar, que la ardua y lenta tarea de creación, desarrollo y consolidación de
los cuerpos académicos puede verse frustrada por la acción de fuerzas de atracción externas,
que son generadas por otras instituciones, organismos o empresas interesadas en aprovechar su alta calificación
y experiencia.
Estas fuerzas centrífugas actúan sobre la Institución y pueden desmembrar los cuerpos académicos
al reclutar a sus líderes, o bien erosionan su vínculo con la Universidad al propiciar el predominio
de otro tipo de intereses. Por ello ha sido necesario en la UAM, fortalecer las medidas de permanencia de los profesores
y generar otras adicionales, con el objeto de conservar los liderazgos actuales de los cuerpos académicos
consolidados, estimular el desarrollo de sus miembros e impulsar el proceso de creación y consolidación
de otros.
Durante la presente administración se ha trabajado intensamente alrededor de estos objetivos, por lo cual
ha sido necesario, entre otras cosas, fortalecer el programa de reincorporación de profesores al término
de sus estudios de posgrado, poner en operación diversos programas como el de fomento a las Areas de investigación
en proceso de consolidación, que representó una inversión de recursos por tres millones de
pesos durante 1996 y el de estancias de investigación en periodo o año sabático al que se
destinaron recursos por un millón cuatrocientos treinta y seis mil pesos.
Por otro lado, se destinaron recursos por más nueve millones de pesos al programa de mejora de la infraestructura
de los laboratorios y plantas piloto de investigación; se continuó con el programa de ampliación
y actualización del sistema de informática y comunicaciones; se mejoró y automatizó
la infraestructura de las bibliotecas; y, en general, se hicieron importantes mejoras en las instalaciones físicas.
Así se han generado mejores condiciones para la permanencia del personal académico y para el desarrollo
de las labores académicas que desarrollan los profesores desde posiciones de vanguardia.
Durante 1996, se repatriaron con el apoyo del CONACyT, siete investigadores (5 para la Unidad Iztapalapa y 2 para
la Unidad Xochimilco) y se otorgaron o renovaron cinco Cátedras Patrimoniales de nivel II.
Cabe mencionar que la estrategia de formación de profesores de la UAM, encuentra en el Programa de Mejoramiento
del Profesorado (PROMEP), diseñado por la Secretaria de Educación Pública y la Asociación
Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), un importante referente para ampliar
su cobertura y acelerar la realización de estudios de maestría y doctorado de nuestro personal académico.
Al mismo tiempo, el posgrado de la Universidad tiene la capacidad para ofrecer un soporte de calidad a la formación
de profesores e investigadores de otras Instituciones de Educación Superior del país y así
contribuir a elevar la habilitación del personal académico de las Universidades Estatales.
Hay que reconocer que las metas del PROMEP, plantean un gran reto para las Instituciones de Educación Superior:
buscar mecanismos adecuados para alcanzar una mejor coordinación y uso de los recursos académicos
y de la infraestructura de que disponen. Es en este ejercicio de colaboración como se lograrán aprovechar
con eficiencia las ventajas comparativas de cada Institución y avanzar en el mejoramiento del Sistema Nacional
de Educación Superior del país.
En el PROMEP observamos además un importante instrumento de promoción de la descentralización
que ayudará a desconcentrar la demanda de educación superior de la Ciudad de México. Así
también, vemos un programa integral que fortalecerá la planeación de las Instituciones de
Educación Superior.