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B. LA UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA DURANTE EL PRIMER AÑO DE LA GESTION.

Durante el período que cubre este informe las circunstancias nacionales e internacionales se transformaron de forma radical. Se ha vuelto un lugar común referir la velocidad y la magnitud del cambio. En nuestro país, al menos a nivel del discurso, parece ser que los efectos más agudos de la crisis han sido superados. Sin embargo, sus saldos y costos sociales son enormes y pesan sobre las posibilidades de construir una sociedad más junta y desarrollada.

En el contexto internacional, el fin de la guerra fría no trajo la paz sino formas distintas de guerra y confrontación a escala mundial.

El año pasado, el informe del Rector General advertía la necesidad de que la Universidad se preparara para enfrentar los nuevos retos que se vislumbraban en el futuro.

Hoy lo relevante es que la Universidad promueva una visión humana del mundo, de respeto a la dignidad y a los valores del hombre. Esta es una misión fundamental en un horizonte que parece dominado por las coordenadas de una lógica de dominación, subordinación y deshumanización como reglas de la convivencia social en todos los niveles de la vida colectiva.

El objetivo sustantivo de preservar y difundir la cultura, tiene especial actualidad. Nos obliga a reforzar nuestro compromiso con los valores de la tolerancia, la convivencia civilizada, la vida y el bienestar del hombre. En el México de hoy, es importante defender la vigencia del hombre multidimensional frente a la del autómata que se desarrolla con variantes diferentes, tanto en el ámbito del subdesarrollo y la pobreza, como en el de la riqueza y la dominación.

En muchos sentidos la cultura representa el descubrimiento y reconocimiento de la calidad del hombre. Esto implica promover la construcción de un mundo que persiga fines humanos y oriente su acción mediante consideraciones éticas. Esta tarea parte de los principios de la preservación y el desarrollo del propio hombre, de sus capacidades de saber y hacer. La Universidad como Institución de cultura, ha de buscar la manera de restringir el horizonte de miseria y empobrecimiento de los valores. Para ello, cuenta con el poder de las ideas y el conocimiento, que son instrumentos capaces de hacer convergir el saber y el hacer humanos en la construcción de alternativas, ensanchar las posibilidades de vida y dignidad del hombre y extender los horizontes de lo humano.

Contra estos propósitos se podrá argumentar la pequeñez de la Universidad frente a la magnitud de los problemas. Pero no siempre lo más fuerte y lo más grande prevalece. Son los trabajos continuados, las pequeñas aportaciones al conocimiento y a la cultura las que en el tiempo largo construyen realidades nuevas. Tengamos confianza en el peso específico que la Universidad tiene en la sociedad, su importancia, influencia y capacidad transformadora, que hacen posible que sea elemento constructivo de renovadas formas de convivencia en un mundo donde coexistan la justicia y la libertad.

Es necesario regresar a las preocupaciones básicas que dieron origen y dan sentido a la Universidad. Estoy convencido de que, en este ámbito, la Institución tiene un compromiso al que ha de atender puntualmente. El propósito es que los esfuerzos de la Universidad se sitúen en el espacio de las alternativas, de la imaginación, donde las tareas cotidianas de la vida académica orientadas a promover los valores del hombre generen posibilidades de futuro.

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