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V . Las realizaciones de la Universidad en 1999
El núcleo fundamental de la Universidad, donde se aprecian sus realizaciones y su contribución a la sociedad se encuentra en las actividades académicas.
Durante el año que se informa, el trabajo académico se desarrolló en condiciones de restricción de recursos. Sin embargo, debemos destacar que la fuerza y la vitalidad de nuestra comunidad universitaria permitió mantener los proyectos en curso y aún desarrollar nuevas actividades. Este es, sin duda, el elemento más importante de lo ocurrido durante 1999.
En materia de investigación, a pesar de la heterogeneidad entre las
diversas áreas y departamentos, podemos señalar que el nivel de
actividad logró avances importantes, que se reflejan en las publicaciones,
reconocimientos y realizaciones de nuestros profesores.
Ciertamente la participación del personal académico en el Sistema
Nacional de Investigadores (SNI) mantuvo su importancia. Destacan los siguientes
datos en cada área de conocimiento: en Ciencias Biológicas y de
la Salud 72 Profesores pertenecen al S.N.I , en Ciencias Sociales y Humanidades
168, en Ciencias y Artes para el Diseño 15, en Ciencias Básicas
e Ingeniería 163.
También destaca el número de proyectos de investigación que alcanzó financiamiento por parte de agencias nacionales e internacionales. En su conjunto el monto pactado de financiamiento durante 1999 para los proyectos de investigación fue de aproximadamente 115 millones de pesos.
Es en las actividades vinculadas con la enseñanza, donde las restricciones presupuestales mostraron mayor impacto. Resulta indudable que la reducida capacidad para reponer el equipo y dar mantenimiento a la infraestructura, afectó la calidad de los servicios que se ofrecen a los estudiantes. En particular es necesario responder a las necesidades de las aulas y los laboratorios de docencia.
A pesar de ello, como se ha señalado anteriormente, la reflexión sobre la docencia no se centró en las consecuencias de la restricción en el gasto. Lo que implica un importante señalamiento sobre la situación estructural en que se desarrollan los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Desde el punto de vista de las condiciones en que se desarrolló la docencia durante 1999, podemos señalar que el tamaño promedio por grupo fue de 21 alumnos. Son significativas las variaciones entre las divisiones y los distintos momentos de la curricula escolar de cada programa. Y como se ha señalado, en algunos casos, se dan proporciones que no son adecuadas para el mejor trabajo en el aula.
En el año que cubre este informe se realizaron modificaciones y adecuaciones a 74 planes y programas de estudio. Lo que muestra el esfuerzo por mantener actualizada la docencia en licenciatura y posgrado.
Respecto al posgrado, en este período se registró la creación de 10 programas.
Además resulta significativo que en nuestros programas participen como estudiantes más de 100 profesores de Iniversidades públicas y privadas del país. Cabe destacar también, el crecimiento de la oferta de posgrado en colaboración con Universidades extranjeras que alcanzó el número de 8 programas.
En lo que toca a la licenciatura, los indicadores muestran datos que son relevantes y que habrán de ser analizados en forma particular para establecer sus implicaciones, por ejemplo la tasa de acreditación en evaluación global pas6 del 72.8% al 74.3%, igual tendencia se presentó con la tasa de las evaluaciones de recuperación. Así también es importante tener presente el número de alumnos que egresaron, alcanzándose la cifra de 4,311 estudiantes, lo que representa una proporci6n del 6.2% respecto del total. En el mismo sentido encontramos que el número de alumnos titulados alcanzó a lo largo del año la cifra de 4,01 1. Estos son indicadores gruesos de la situación docente y ciertamente no reflejan todo el esfuerzo realizado a lo largo del año. Es necesario lograr un mejor conocimiento de estos procesos.
Sin duda, conviene que la Universidad redoble sus esfuerzos para mejorar las actividades docentes. En ello habrán de concentrarse nuestras energías en el futuro inmediato.
Mucho se dice sobre la importancia de la vinculaci6n entre la docencia y la investigación, pero en ocasiones nos olvidamos de la fuerza institucional que podemos conseguir si enriquecemos nuestra oferta cultural. Recordemos siempre que las actividades de difusión y preservación de la cultura son uno de los ejes de nuestro proyecto universitario.
Es necesario que en el horizonte de nuestros ambientes académicos, la cultura se piense no sólo como el cúmulo de conocimientos y de formas artísticas de expresi6n de los pueblos, sino más bien como el producto de sellos de identidad, el resultado, tal vez, de rasgos y signos que distinguen y particularizan a las sociedades, de sistemas de sentido, en suma, que ordenan y definen conductas y pensamientos particulares. La cultural desde esta perspectiva, es una forma particular de participar en el mundo. Esto resulta importante para el enriquecimiento de nuestras actividades, especialmente en el contexto educativa en que nuestros estudiantes se han de desarrollar.
En nuestro país existen formas de pensar y de sentir que dan lugar a estilos de comportamiento singulares, que estructuran modos particulares de articulación social, que expresan nuestra diversidad cultural. Darlas a conocer, difundir tanto al interior de nuestra comunidad como al exterior, la riqueza de sus más variadas manifestaciones es una de las actividades necesarias en la Universidad.
Vivimos un contexto cultural donde es indispensable aprender a participar en el intercambio de valores entre sociedades diversas, con tolerancia y capacidad de diálogo. Del encuentro de las sociedades podremos apreciar justamente las múltiples formas de pensar nuestro mundo, para construir entre las distintas culturas espacios más habitables y más abiertos. La Universidad está comprometida a participar en este diálogo que la trasciende y constituye, y que hoy en día es tan importante.
Por lo que hace a las actividades de la Universidad en la difusi6n y preservaci6n de la cultura se han realizado grandes esfuerzos por revisar nuestras formas de trabajo. A partir del mes de abril de 1999 se modificó el programa de la Dirección de Difusión Cultural. Esta reforma se pensó y realizó con la finalidad de conseguir una presencia más efectiva y creciente de la Universidad al interior de la propia comunidad y ante la sociedad. Sin duda, la reestructuración debería garantizar la continuidad en el cumplimiento de las funciones y compromisos que se venían realizando, pero también se trataba de practicar una renovación de su imagen, funcionamiento y estructura.
Destaca, en el año en que se informa la puesta en operación de las instalaciones del edificio de la Rectoría General. Los espacios de exposición y de reunión se han ocupado intensamente. Con ello el edificio de Rectoría General se ha convertido en punto de encuentro de las actividades acad6micas de las unidades y en espacio de servicio para la difusión en la comunidad de las expresiones de la plástica mexicana. Es necesario mantener y desarrollar esta vocación de la infraestructura disponible.
El conjunto de las actividades acad6micas de la Universidad durante 1999 mantuvo su ritmo y vitalidad. Sin que por ello dejen de ser preocupantes las restricciones presupuestales que limitan las posibilidades de un sano desarrollo. En los resultados del trabajo de estudiantes y profesores quedó manifiesta la fortaleza de nuestras estructuras para responder con responsabilidad a las restricciones. El mérito es ciertamente de la comunidad universitaria.
El éxito de la comunidad universitaria para desempeñarse en condiciones
de escasez de recursos, implicó el sacrificio de importantes actividades,
en especial del mantenimiento y de la reposición de la infraestructura.
Resulta fundamental que los rezagos generados, sean objeto de atenci6n primordial
en los procesos de planeaci6n y presupuestaci6n que se realicen en los próximos
años. De otra forma pondríamos en riesgo la continuidad de las
tareas y la capacidad de sustentación de nuestras actividades.