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III. La iniciativa de reflexión sobre la docencia
Una de las tareas de la comunidad universitaria a la que la Rectoría General prestó especial atención fue la iniciativa de reflexión sobre la docencia. Este proyecto se presentó a finales del mes de abril y principios de mayo de 1999 ante los distintos cuerpos que componen nuestra Universidad.
En los últimos años se ha realizado una intensa revisión de la calidad y la fortaleza de la docencia, de los órganos colegiados, de las divisiones y de los departamentos. Se han practicado también nuevas e importantes medidas que han rendido efectos positivos y constructivos para el desarrollo de la docencia. Pero es preciso reconocer que no hemos obtenido los resultados esperados, sobre todo si tomamos en cuenta la capacidad y fortaleza de la Universidad.
Para cumplir metas acordes con las obligaciones de la Institución, debemos mantener una reflexión profunda y sistemática sobre la docencia. Obviamente esto no puede agotarse en una serie de reuniones extraordinarias, sino que debe formar parte de las tareas cotidianas.
La iniciativa de reflexión sobre la docencia se presentó ante los rectores de Unidad, los directores de División y los jefes de Departamento. Convocamos también, a profesores por División, a los representantes de los estudiantes ante los órganos colegiados y al Comité Ejecutivo del sindicato titular del Contrato Colectivo de Trabajo. Para su presentación nos reunimos con más de 950 miembros de nuestra comunidad.
La invitación a los universitarios está sustentada en los principios que definen a la UAM. Los problemas, los desafíos y los retos nos ocupan en conjunto, por eso la importancia de establecer y garantizar formas eficaces de comunicación al interior de la comunidad universitaria. El diálogo razonado y la búsqueda de consensos son las únicas vías para ofrecer soluciones a los problemas que enfrenta nuestra Universidad.
Para comenzar la reflexión era importante formarnos una idea de las condiciones en las que se encontraba nuestra docencia. Incluía este examen una aceptación de nuestras propias limitaciones. Así se comenzó un análisis general de los instrumentos y procedimientos que usamos para atender a nuestros estudiantes.
Notamos con preocupación que los resultados del desempeño escolar en aspectos como aprobación, egreso y titulación no son los óptimos, ni siquiera resultan aceptables. Un dato inequívoco del estado de nuestra docencia es la deserción en los primeros trimestres. Por ello resultaba fundamental concentrar nuestra reflexión en la elaboración de políticas y acciones en todos los ámbitos para ofrecer solución a las necesidad de nuestros alumnos.
Es sobresaliente la ausencia de un ámbito institucional de análisis, planeación, gestión y evaluación de la docencia. Las actividades de investigación se revisan constantemente, existe intercambio de ideas al respecto, se cuenta con áreas constituidas para dichas actividades reflexivas pero la docencia se ha discutido de manera informal. No contamos con espacios formales donde se genere un trabajo colectivo, cotidiano, alrededor de las actividades de enseñanza y aprendizaje.
Habría que producir los instrumentos necesarios para reconocer los perfiles de los estudiantes que egresan de la educación media superior. No mantenemos un conocimiento suficiente de los alumnos que ingresan a la Universidad y, por lo tanto, no podemos establecer mecanismos que permitan su incorporación efectiva al espacio académico de nuestra institución. Esto implica la elaboración de programas de regularización académica y de otros que también permitan que nuestros estudiantes sientan parte de nuestra institución desde los primeros trimestres.
Otro aspecto por estudiar se centra en la infraestructura y los servicios que atienden las necesidad de los estudiantes. Falta mucho por consolidar en este rubro y es importante detectar las deficiencias y los mecanismos para satisfacer estos requerimientos.
Es indispensable propiciar un intercambio crítico de ideas sobre nuestra responsabilidad de enseñar, pero también de aportar a nuestros estudiantes las habilidades necesarias para aprender, investigar, reflexionar críticamente y mejorar sus capacidades para expresar claramente sus ideas. Por eso consideramos que uno de los puntos centrales de nuestra reflexión debe aplicarse en hallar un método adecuado para conseguir una formación integral de nuestros estudiantes. Esto puede apuntar a la reorganización de los planes y programas de estudio. Resulta imprescindible establecer mecanismos que aseguren su actualización conforme los conocimientos se renuevan.
Fortalecer los procesos de enseñanza y aprendizaje implica también, reforzar los instrumentos que los soportan. Es necesario ofrecer a nuestros alumnos materiales didácticos adecuados, así como mejor infraestructura de poyo al aprendizaje.
Detectamos que la reflexión también debía dar cuenta de nuestras formas de evaluación, particularmente de los instrumentos que empleamos para conocer los alcances del desempeño docente. Estos mecanismos han de ser transparentes y compartidos, para que garanticemos así una adecuada ponderación y el mejoramiento continuo de nuestro trabajo. Creemos que en ello está cifrado el logro de resultados sólidos.
Con miras a discutir estos puntos se convocó, como lo he mencionado, a los distintos sectores de la Universidad. La intención fue extender la invitación a todos los universitarios para participar en nuestros foros. Este propósito se sustenta en la tradición de la Universidad. Somos una comunidad universitaria que intercambia opiniones y que construye y consolida su proyecto de manera colegiada.
La respuesta de nuestra comunidad fue muy importante y significativa, y deberá ser objeto de cuidadoso análisis, pues reflejó que compartimos las mismas preocupaciones e inquietudes. También demostró el compromiso de los universitarios y la vitalidad de nuestra institución, así como la riqueza y diversidad de opiniones que nos constituyen. La UAM siempre ha mantenido un espíritu plural, hemos mostrado tener una dinámica de trabajo en la que sumamos nuestras capacidades y respetamos las diferencias buscando consensos, estableciendo sistemas y estrategias que garanticen la participación de todos. Sin duda la variedad de las respuestas reflejó la complejidad de la vida universitaria.
La Rectoría General ha escuchado con atención y entusiasmo ñas diversas opiniones que expresan la pluralidad de nuestra Institución. Es evidente que iniciamos un proceso éste puede ser largo, pero también requiere de prontos resultados. Es necesario seguirlo fomentando, y esto sólo será posible con una mayor participación de nuestra comunidad. Estoy convencido de que la reflexión sobre la docencia, en distinto espacios universitarios, debe continuar para fortalecer nuestras actividades de enseñanza.
Un segundo momento de este proceso consistió en la realización de una nueva reunión con profesores y estudiantes de cada División en la que escucharon propuestas e iniciativas, todas apreciables y significativas, para avanzar en el mejoramiento de la enseñanza. Fue posible entonces, realizar diagnósticos concretos de los problemas más notorios, algunos de los cuales han de atenderse a través de los órganos personales y colegiados de cada Unidad. Se observó la necesidad de contar con formatos adecuados para la reflexión de los problemas docentes, reconociendo las particularidades de las divisiones y los departamentos, pero intentando crear espacios y estructuras institucionales que funcionen permanentemente y que permitan a la Universidad consolidar los mecanismos de consulta y planeación de la docencia en los departamentos y las divisiones.
A partir del análisis de las respuestas que nos habían llegado, en el mes de septiembre nos reunimos los rectores, los secretarios y los directores de División. En esta reunión decidimos realizar algunos compromisos para dar viabilidad y continuidad a la iniciativa. La Rectoría General se comprometió a emprender ñas acciones siguientes:
• Fortalecimiento del programa de seguimiento de seguimiento de egresados, para que funcione como un instrumento académico de diagnóstico y planeación permanente.
• Diseño y desarrollo de la bolsa institucional de trabajo, que integre las bases de datos de las unidades académicas.
• Diseño y desarrollo del sistema de información estadística divisional sobre la docencia.
• Diseño del programa de promoción de la imagen institucional.
• Ampliación del acuerdo del Rector General que materia de libros de texto, para que considere el diseño y la elaboración de otros materiales de apoyo a la docencia.
• Estudio de las modalidades e instrumentación de programas para la movilidad de estudiantes dentro de la UAM y con otras instituciones.
• Diseñar y poner en operación programas de inducción a la Universidad para personal de nuevo ingreso.
• Diseño de cursos para profesores de educación media superior.
Los directores de División se comprometieron a hacer consultas para establecer mecanismos que nos permitieran conocer mejor el perfil académico de los alumnos de nuevo ingreso. Analizarían la pertinencia de elaborar un examen diagnóstico y de planear cursos de nivelación académica. Evaluarían además, la pertinencia de ampliar en una semana los períodos trimestrales . Por otro lado se propuso reunir a diferentes especialistas que pudieran trabajar en el diseño de estrategias para mejorar la expresión oral y escrita de los alumnos y en el diseño de estrategias para el aprendizaje de las matemáticas. También se consideró pertinente diseñar cursos universitarios con valor curricular para mejorar la formación científica y humanística de nuestros estudiantes y establecer mecanismos para el fortalecimiento de los programas de enseñanza en lenguas extranjeras.
El objeto de estas propuestas consiste en abordar de inmediato algunos de los asuntos prioritarios que han sido señalados por la comunidad universitaria. Sabemos que si la reflexión no produce acciones concretas nuestro esfuerzo habrá perdido su utilidad y riqueza. En este sentido, nuestra labor consiste en dar cauce a las inquietudes que la comunidad detecta y aplicar sistemas que permitan cubrir nuestras carencias. Por eso consideramos importante desarrollar líneas de acción al mismo tiempo que elaboramos estrategias de participación de los miembros de la comunidad.
En otro momento, de gran importancia, convocamos a reuniones abiertas con los estudiantes para escuchar sus puntos de vista. Interesa decir que mostraron una franca insatisfacción con muchos de nuestros servicios y una notoria sensación de abandono institucional. De sus opiniones se desprende que no se han establecido mecanismos adecuados para atender a nuestros alumnos de manera oportuna y atinada.
Señalaron la carencia de espacios apropiados para desarrollar cabalmente sus actividades académicas. Las bibliotecas, los laboratorios de docencia, los centros de cómputo, tienen carencias que es necesario superar. Lamentaron la falta de atención por parte de los profesores. Desde su perspectiva es necesario dedicar más tiempo a las necesidades educativas de los estudiantes.
Es importante revisar seriamente cada uno de los señalamientos, recordando que la Universidad tienen una vocación educativa fundamental. Tenemos un compromiso formal con la docencia. Debemos fortalecer y mejorar nuestra oferta educativa. La Universidad no puede descuidar estos aspectos. La viabilidad de nuestro proyecto y nuestra responsabilidad con la sociedad están es juego, si no atendemos de manera sistemática, acertada e institucional, las demandas de nuestros estudiantes.
Es vital por eso mantener abierta la reflexión sobre la docencia, y debemos de realizarla de manera colegiada. La solidez institucional de la Universidad se cifra en que abordamos los problemas discutiéndolos, dialogando de manera razonada y responsable, enfrentando críticamente nuestras deficiencias y carencias. Es necesario mantener una mirada común. La docencia es y ha sido parte importante de nuestro compromiso y debemos dedicar nuestro mayor esfuerzo para mejorarla y fortalecerla.