<Página anterior - Indice - Página siguiente>

V. El futuro inmediato

Los fenómenos nacionales han impactado la vida de la Universidad, que no puede ser ajena a los acontecimientos del país y que, por sus características, es extraordinariamente sensible ante el acontecer nacional. En el plano financiero, desde el primer momento, la Universidad ha realizado una evaluación cuidadosa de los efectos de la emergencia económica sobre el quehacer universitario con el fin de tomar medidas oportunas.

Para enfrentar el actual estado de emergencia económica, la UAM ha diseñado una estrategia orientada a salvaguardar la viabilidad financiera de la Universidad y a evitar en la medida de lo posible, que las incertidumbres económicas frenen su desarrollo. La estrategia adoptada no se detiene en la mera respuesta ante la coyuntura económica, se han delineado acciones que permiten disminuir la vulnerabilidad de nuestras actividades académicas y determinar formas alternativas que preserven la viabilidad institucional.

Una estrategia de esta naturaleza, por las características de nuestra Universidad, es el resultado de la convergencia de las actividades, atribuciones y facultades de una gran diversidad de actores. En la definición de las acciones que se han desarrollado están las prioridades de gasto y su ejercicio riguroso en el año de 1998.

Tal ejercicio nos ha puesto en condiciones para operar durante 1999 en un horizonte más claro, donde tenemos la capacidad de proteger el desempeño de las actividades sustantivas y preservar los márgenes para destinar recursos en renglones estratégicos para el mantenimiento de la viabilidad futura de la Institución.

Ciertamente, a lo largo de 1999 habremos de definir nuevas acciones que permitan acrecentar el ahorro y mejorar la asignación de recursos. En este esfuerzo habrá de participar el conjunto de la comunidad universitaria.

Es necesario desarrollar una política general de revisión del destino del gasto de la Institución, someter a crítica rigurosa cada uno de los renglones, para romper la inercia del gasto histórico y reconocer nuevas prioridades a partir del análisis del horizonte en que se habrán de desarrollar cada una de las disciplinas en las áreas, los departamentos y las divisiones.

La situación financiera de la Universidad es un tema complejo, que implica lograr una mayor asignación de recursos por parte del Estado, la generación de mecanismos de financiamiento de las diversas agencias, públicas y privadas, nacionales y extranjeras. Ello también implica un mejor uso de los recursos disponibles, su asignación más eficaz, en el marco de una planeación responsable que atienda al futuro desarrollo de nuestras actividades.

Lograr mayores recursos de la sociedad, supone alcanzar un mayor reconocimiento a las tareas que realizamos, para ello es necesario ofrecer a la sociedad cuenta clara de la calidad de nuestras actividades de docencia, investigación y preservación y difusión de la cultura.

En este sentido, es necesario que la Universidad participe en procesos amplios de evaluación que permitan comparar su desempeño al de otras instituciones. De forma que se ofrezcan a la sociedad un panorama claro de las capacidades que nuestra Institución tiene y de la calidad de los servicios que ofrece a la sociedad.

Sujetar nuestras acciones al juicio de la sociedad habrá de ser un ejercicio que crecientemente habremos de afrontar. Rehuir la vigilancia social, con el pretexto de la autonomía, pone en severo riesgo el futuro de la Universidad. Sólo la transparencia del ejercicio institucional, la rendición clara de cuentas y el encuentro con la sociedad habrá de evitar un doloroso proceso de estancamiento y parálisis. En este sentido, es fundamental que la Universidad establezca vías de relación con la sociedad, y participe en los mecanismos públicos que se construyan para observar las actividades de las Instituciones de Educación Superior.

En la medida en que seamos capaces de generar opciones y participar en la conformación de las iniciativas públicas, podremos ampliar el margen de acción institucional y preservar la autonomía de la Universidad.

Sin duda, el fortalecimiento de la planeación es un mecanismo idóneo para mejorar el desempeño institucional y, también, lo es para ofrecer a la sociedad referentes confiables del desarrollo de nuestras actividades, así como de los frutos que de ellas se pueden esperar. En este sentido es necesario desarrollar los procesos de planeación bajo el doble propósito de guiar el desarrollo futuro de nuestras actividades y de establecer un compromiso de desarrollo con la sociedad.

Vínculo fundamental de nuestras actividades con la sociedad son las tareas de enseñanza y de aprendizaje. Con ellas cumplimos dos compromisos básicos de la educación pública, ser un vehículo de promoción y mejoramiento social, y ofrecer a la sociedad los profesionales y especialistas que requiere su desarrollo. Hoy, como nunca antes, resulta vital mejorar nuestro desempeño en la docencia.

En lo que toca al compromiso de participar en la promoción socia, es necesario observar que en los últimos años se ha dado un decremento paulatino pero constante, en la participación de los grupos de más bajos ingresos en la inscripción a la Universidad. Al tiempo que se observa un crecimiento gradual en el nivel máximo de estudios de los padres. Estos dos indicadores desgraciadamente no significan que hayan mejorado estructuralmente los niveles de vida de la población, por el contrario, parecen señalar un proceso de selección social que apunta a ser muy agresivo.

En los próximos años, la dinámica de las finanzas públicas y la restricción del gasto social del Estado, aunado a los procesos sociales derivados de los proyectos de modernización e integración económica seguramente seguramente profundizarán estas tendencias. Es necesario que en la Universidad ofrezcamos una respuesta a estos fenómenos que, en parte, se expresan en la dinámica de la relación entre la oferta educativa en el nivel superior y la demanda creciente en la zona metropolitana de la ciudad de México. Ello tiene repercusión directa en la conformación de la matrícula.

Atender estos fenómenos implica de la Universidad establecer estrategias para mejorar la oferta educativa a la sociedad. Ampliando el espectro de sus actividades, donde opciones como la educación a distancia deben ser analizadas cuidadosamente, así también las alternativas de diversificación de la oferta de estudios superiores.

Por otra parte es necesario mejorar las condiciones en que la Universidad participa en los procesos de selección de los aspirantes al bachillerato, de forma que el calendario de los procesos de selección permita a los estudiantes una mayor diversidad de opciones y establezca condiciones similares entre las instituciones públicas de educación superior.

En lo que toca a los procesos de selección social, es necesario establecer una estrategia que miento más justas. Donde aquellos sectores de la sociedad con capacidad para financiar sus estudios profesionales no obtengan un subsidio indebido. Donde los que carezcan de capacidad de pago de estos servicios accedan a sistemas adecuados de financiamiento: Pero el objetivo fundamental es que aquellos que tienen el acceso denegado por requerir incorporarse al mercado de trabajo, obtengan recursos mínimos para su manutención como estudiantes de tiempo completo.

Alcanzar esta meta seguramente dará lugar al debate al interior de la comunidad universitaria, es fundamental lograr los acuerdos internos, es necesario que estemos convencidos de la gravedad de la situación y la capacidad de las medidas para revertir sus efectos. Este es un tema que habremos de resolver con una amplia participación de la comunidad, dentro del espacio de la autonomía universitaria y donde no debemos permitir que se impongan fórmulas ideológicas o políticas, que sean ajenas a los objetivos de la Universidad.

<Página anterior - Indice - Página siguiente>