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III El estado de la administración
La administración de la Universidad estuvo sujeta a lo largo de 1998 a importantes presiones y a un proceso de transformación que hoy le permite estar en condiciones de participar efectivamente en los procesos de desconcentración y modernización de la gestión universitaria.
Durante 1998 se renovaron los cuadros que dirigen la administración, la rotación de cuadros resulta una medida sana que ayuda a la generación de nuevas perspectivas. Ciertamente, con ello, no se pretende devaluar las aportaciones que realizaron los colaboradores de la Universidad en el pasado, por el contrario es sobre tales logros y en el reconocimiento de nuestras fortalezas como se avanzará en esta materia.
En este proceso de renovación se profesionalizaron los perfiles de quienes ocupan los cargos y se logró la integración de un nuevo equipo de trabajo en la Secretaria General.
La tarea más importante que se desarrolló durante el año ha sido el diseño y organización de un profundo proceso de desconcentración que reordene las fórmulas de gestión en la administración de la Rectoría General y ofrezca a las unidades mayor capacidad para realizar sus tareas en el marco de una efectiva desconcentración funcional.
Como se señaló antes, se ha logrado un avance sustantivo en el desarrollo e implantación de los sistemas de información y se avanza significativamente en la incorporación de los procedimientos para ajustar la administración a los nuevos sistemas de acuerdo a la norma de la Universidad. Mediante estos sistemas se está avanzando en el mejor control de los procesos y se ha logrado una creciente transparencia que permite, a todos los actores, un acceso fluido y eficiente a la información y, por tanto, les ofrece condiciones para lograr mayor capacidad en la gestión.
En lo que toca a la relación laboral, durante 1998 se intensificó el diálogo entre la Universidad y el Sindicato, ello habrá de ser el punto de partida de la construcción de nuevas formas de gestión bilateral, que permitan a los trabajadores lograr mejores condiciones, al tiempo que se promueve el desarrollo armónico del conjunto de la Institución.
Gracias al diálogo y a la actitud responsable de los participantes, durante enero de 1998 se evitó el conflicto laborar, y bilateralmente se ha logrado construir un nuevo clima que rompe un ciclo de enfrentamiento que no beneficiaba a nadie.
En tal clima de relación laboral, a mediados del año pasado se realizó la mudanza a las nuevas instalaciones de la Rectoría General. Durante el proceso, el diálogo se mantuvo y se logró un acuerdo adecuado que abrió el espacio de participación de la representación de los trabajadores en el cambio e instalación de la Rectoría General en su actual dirección. Ello muestra que aún en condiciones de extrema presión, la responsabilidad y el compromiso con la Universidad ha logrado prevalecer.
Ciertamente dimos un paso fundamental en la ruta de la consolidación de nuestro patrimonio al trasladar la sede de la Rectoría General de las instalaciones que la acogieron durante cerca de 24 años a las recién inauguradas instalaciones en Canal de Miramontes, en la delegación Tlalpan. Quiero reiterar que el cambio de inmueble, se logró gracias al esfuerzo de muchos trabajadores de Rectoría General y luego de largas negociaciones que lograron sus objetivos.
Es esfuerzo, de casi siete años, que implicó la construcción de las instalaciones de la Rectoría General expresa la voluntad de la Universidad de cumplir cada vez de mejor manera con los objetivos que le son propios. El esfuerzo realizado nos compromete ahora a impulsar una gestión que sirva, más efectivamente, a la Universidad, a ofrecer lo mejor de nosotros mismos a los profesores, a los alumnos, a las instituciones con las que la Universidad sostiene intercambios de diferente naturaleza y a la sociedad mexicana en su conjunto.
Las nuevas instalaciones han sido rápidamente asimiladas como parte de lo que la Universidad es, y como una plataforma desde la que la Universidad construirá su perfil futuro tanto en la docencia y en la investigación, como en la promoción y la difusión de la cultura.
En el marco de la relación laboral es todavía mucho lo que tenemos que trabajar. Lograr mayor calidad en el diálogo con el Sindicato y establecer mecanismos de acuerdo que permitan mejorar sustantivamente los servicios que la Universidad ofrece es fundamental. El marco de ello es una situación de restricción financiera que nos obliga a tomar decisiones que afectan al conjunto de la Institución. La participación responsable de todos los actores en tales procesos habrá de permitir la generación de un horizonte más sólido de desarrollo a la Universidad.