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II. Sobre el estado de las actividades académicas

Las actividades de investigación en las diversas áreas y departamentos de la Universidad muestran una gran heterogeneidad en sus grados de desarrollo. En algunos espacios es todavía incipiente el trabajo que se realiza, junto con ello existen grupos que se consolidan significativamente y alcanzan una madurez que ya se expresa en publicaciones relevantes y en la participación en los programas de posgrado. Ciertamente, la Universidad cuenta con grupos de investigación de excelencia con amplio reconocimiento nacional e internacional.

En el año que se informa destaca el retorno de profesores que realizaban estudios de posgrado y que se integran a las actividades de la Universidad, en especial en las divisiones de Ciencias Biológicas y de la Salud y de Ciencias Sociales y humanidades. Ello, seguramente constituirá una importante aportación al desarrollo de nuevas actividades de investigación.

Es de señalarse también los procesos de consolidación de áreas de investigación en las distintas unidades, pero en especial en las Unidad Azcapotzalco. Así, también, los procesos que se desarrollan en las divisiones de CAD donde se ensayan alternativas de diseño de la investigación en estas áreas de conocimiento.

El número de profesores, 411, que pertenece al Sistema Nacional de Investigadores se ha mantenido con fluctuaciones que indican una participación creciente en las distintas áreas de conocimiento.

La escasez de recursos durante el año, dejó ver nuevas necesidades, especialmente respecto del mantenimiento de la infraestructura y el equipo. En este sentido es necesario que las áreas y los departamentos más afectados realicen una cuidadosa labor de planeación que permita resolver en el corto plazo este problema. Es necesario también reconocer que nos encontramos en condiciones en que la infraestructura no tendrá un crecimiento significativo, de forma que resulta imperativo establecer mecanismos de administración de los laboratorios que permitan su uso más eficiente por el conjunto de la planta de investigadores de la Universidad.

La situación de restricción nos obliga a ser especialmente cuidadosos con los recursos que destinamos a la realización de viajes al extranjero y a la publicación de los resultados de investigación. Ciertamente, el intercambio y el encuentro con comunidades académicas resulta crucial para el desarrollo de nuestras actividades, sin embargo aplicar una política selectiva, desarrollar alternativas y proteger las acciones sustantivas resulta cada vez más importante.

La política de desarrollo de cuerpos académicos, constituye una de las estrategias institucionales para promover el fortalecimiento de la planta de profesores y generar mejores condiciones para apoyar el conjunto de las actividades académicas. En este sentido, el programa de apoyo a las áreas en proceso de consolidación se continuó a lo largo del año. Es necesario ahora considerar la conveniencia de su mantenimiento en el futuro.

El Financiamiento de la investigación, en la medida en que se consolidan los grupos de investigación habrá de ser resultado del esfuerzo de la Institución, de nuestra capacidad para realizar una planeación adecuada y una eficaz asignación de los recursos. Sin embargo, el futuro de la investigación en la Universidad dependerá de nuestra capacidad para establecer mecanismos de financiamiento que no dependan exclusivamente del subsidio y de agencias gubernamentales. En este sentido, la diversificación de las fuentes de financiamiento resultará crucial. Los grupos de investigación más consolidados habrán de buscar un financiamiento cada vez más independiente de las fuentes institucionales.

En la medida en que nuestros grupos de investigación alcancen una mayor vinculación con las necesidades de la sociedad, sus formas de financiar las actividades habrán de encontrar mecanismos efectivos de diversificación. Ciertamente, ello no puede implicar el abandono de los objetivos institucionales, por el contrario, ha de ser una vía para realizar con más eficacia las tareas de servicio a las necesidades sociales.

Otro reto de las tareas de investigación en nuestra Universidad es lograr que alcancen una mayor relación con las actividades de docencia. Es fundamental que la investigación que realizamos contribuya cada vez más al mejoramiento de nuestras actividades de enseñanza, especialmente en la licenciatura.

La docencia y su problemática ha de ser objeto de una mayor atención de la comunidad universitaria. Es fundamental desarrollar una estrategia efectiva de mejoramiento de los procesos de enseñanza y de aprendizaje que se desarrollan en la Universidad.

Durante 1998 ingresaron a la Universidad 10,345 estudiantes de licenciatura, 4,514 en primavera y 5,831 en otoño. Del total, el 22.51% se inscribió en alguna de las licenciaturas de CBI, el 36.82% en CSH, el 27.24% en CBS y el 13.40% en CAD. La población total de estudiantes activos inscritos en este nivel en 1998 fue de 35,575 en invierno, 36,973 en primavera y 39,257 en otoño. La distribución de estudiantes por Divisiones en el trimestre de otoño fue de 24.43% en CBI, 37.28% en CSH, 24.74% en CBS, y 13.53% en CAD.

Las cifras relativas al número de estudiantes activos inscritos deben tomarse con cautela, ya que el número total de estudiantes activos es superior. Si consideramos a todos los estudiantes que se han inscrito en varios trimestres, que no han sido dados de baja por cuestiones reglamentarias y que todavía no rebasan el tiempo promedio para cursar los estudios de su licenciatura a partir de su primera inscripción, se encuentra que la Universidad rebasa la cifra de 45,000 estudiantes.

Es particularmente satisfactorio mencionar que durante 1998 egresaron 4,301 estudiantes de licenciatura, 609 de CBI, 1,788 de CSH, 1,221 de CBS, y 583 de CAD.

En relación con el posgrado, en 1998 ingresaron a la Universidad 660 nuevos estudiantes y en el trimestre de otoño la población total en este nivel fue de 1,210 estudiantes, de los cuales el 29.25% corresponde a CBI, 43.40% a CSH, 23.30% a CBS, y 3.55% a CAD. Durante este mismo año, concluyeron sus estudios de posgrado 159 estudiantes, de los cuales 33.33% corresponde a CBI, 32.70%, a CSH, 32.07% a CBS, y 1.88% a CAD.

Es necesario diseñar estrategias adecuadas para evaluar la docencia que se realiza en los programas de licenciatura y posgrado. En este aspecto nos queda mucho por hacer. Entre otras cosas es importante revisar las condiciones en que se realiza esta actividad sustantiva.

En el año que cubre este informe, el tamaño promedio por grupo fue de 20 alumnos considerando licenciatura y posgrado, en licenciatura el promedio fue de 23 alumnos por grupo. Sin embargo, encontramos variaciones significativas entre las divisiones y los distintos momentos de la curricula escolar de cada programa. En algunos casos se dan proporciones que no son adecuadas para el mejor trabajo en el aula.

Los indicadores muestras datos que son significativos y que habrían de ser analizados cuidadosamente, por ejemplo la tasa de acreditación en evaluación global se situó en el 72.8% en el trimestre de otoño.

Estos indicadores han de ser objeto de cuidadosa atención pues no forzosamente señalan la situación de la calidad de la enseñanza. Sin embargo, son importantes en cuanto nos marcan las tendencias a que apunta el desarrollo de la docencia. Sólo en la medida en que contemos con un sistema eficaz de evaluación del trabajo docente podremos valorar adecuadamente el significado de estos datos y planear el desarrollo de la Universidad. Es por ello, de la mayor importancia, organizar un esquema de ponderación de esta actividad fundamental.

En materia de Difusión Cultural, durante 1998, se realizaron ajustes en su administración, que le habrán de permitir una mayor eficacia en la gestión de los recursos. Ciertamente, la restricción en el gasto afectó la capacidad para ampliar y mejorar la oferta cultural que la Universidad presenta a la sociedad, sin embargo, se ha mantenido el fomento de una gran variedad de actividades, especialmente en teatro, artes plásticas y literatura..

Las actividades de Difusión Cultural habrán de vincularse más estrechamente con la vida de las unidades para enriquecer los ambientes de trabajo académico y servir a la formación de nuestros estudiantes, cuya participación en estas actividades ha de ser uno de nuestros objetivos más importantes.

La colaboración entre las unidades y la Rectoría General en la ampliación de la oferta cultural en cada uno de los campus, ha de implicar la coordinación de esfuerzos que hoy se encuentran aislados, la ampliación de la capacidad de servicio y el desarrollo de nuevas acciones.

En materia de difusión y preservación de la cultura la Universidad tiene el reto de servir a la sociedad y el imperativo de atender las necesidades de la comunidad universitaria.

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