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II. Diagnóstico de la Institución
A lo largo de los años la Universidad ha realizado una gran tarea para consolidar una planta de profesores de alta calidad dirigida al fortalecimiento del trabajo académico en las diversas disciplinas que se cultivan en las áreas y departamentos. Esta labor se ha visto crecientemente recompensada por los resultados significativos que en la docencia, la investigación y la difusión y preservación de la cultura han acumulado los miembros de la comunidad universitaria.
En las áreas de investigación es visible el avance logrado en la consolidación de grupos de investigación con reconocimiento nacional e internacional. El desempeño de estos grupos los ha hecho beneficiarios crecientes de los mecanismos de financiamiento disponibles en las agencias y fundaciones nacionales y extranjeras interesadas en la promoción del desarrollo científico.
Es visible la creciente consolidación que alcanzan las áreas de investigación en las divisiones de Ciencias Básicas e Ingeniería. Donde podemos encontrar al mayor número de Investigadores Nacionales de los niveles II y III, así como el mayor volumen de proyectos financiados con recursos externos.
Las áreas donde la investigación ha observado un desarrollo muy dinámico en los últimos años corresponden a las divisiones de Ciencias Sociales y Humanidades, donde se ha visto la ampliación significativa del número de investigadores reconocidos dentro del SIN. Así también se observa un incremento substancial en los recursos externos que financian estas actividades.
En las divisiones de Ciencias Biológicas y de la Salud se puede observar un gran dinamismo, ahí sobresale el número de profesores que están concluyendo el posgrado y reincorporándose a la Universidad. Es necesario reconocer en estas divisiones el esfuerzo por generar infraestructura para avanzar en el desarrollo de la investigación desde perspectivas renovadas.
En las divisiones de Ciencias y Artes para el Diseño se ha desarrollado una gran experiencia en torno a la investigación, de hecho en estas disciplinas la Universidad esta a la vanguardia en el país en la reflexión sobre las áreas de indagación y generación del conocimiento. Estas reflexiones han de servir al debate institucional sobre la carrera académica y enriquecer el horizonte de desarrollo de la profesión académica en nuestra Institución.
El programa de apoyo a las áreas de investigación en proceso de consolidación tiene como primer objetivo fomentar y profundizar la planeación en las áreas y en los departamentos. A partir de los procesos de planeación de mediano y largo plazo, los departamentos pueden modificar, si se considera necesario, su organización académica, de acuerdo a los avances y a la evolución del conocimiento en los campos que cultivan. Aún en aquellos departamentos en los que no se modifique la organización académica, estos procesos de reflexión permiten que las áreas de investigación establezcan, con mayor precisión, metas y objetivos comunes, en los que se pueden entrelazar los conocimientos y las habilidades de cada uno de sus miembros, con la finalidad de ampliar su capacidad para lograr aportaciones más significativas en su campo de conocimiento, que las que podrían darse a partir del trabajo individual de cada uno de ellos. Como resultado de tales reflexiones, áreas con un alto grado de consolidación pueden encontrar nuevos espacios de desarrollo que les permitan potenciar aún más su capacidad para desarrollar investigación y para formar recursos humanos de alto nivel. También, como resultado de tales reflexiones se pueden identificar aquellas áreas que pueden tener un gran potencial, pero que requieren de apoyos especiales para acelerar los procesos de maduración y consolidación. Por ello, el programa de apoyo a las áreas de investigación en proceso de consolidación debe evaluarse cuidadosamente pues tiene la capacidad para constituirse en un modelo para el fomento de la investigación en la Universidad.
En la medida en que se desarrollan y consolidan las áreas de investigación se puede observar un mayor desarrollo de los mecanismos de vinculación con la sociedad y de servicio a las necesidades de los diversos sectores sociales.
Del mismo modo, la calidad de nuestras áreas de investigación hace de nuestras áreas espacios atractivos para el financiamiento externo. Destaca, en el período que se informa, el monto de financiamiento externo alcanzado por la Universidad para el apoyo de la investigación.
En las áreas de investigación, la consolidación y el creciente desarrollo de cuerpos académicos ha permitido que la Universidad realice contribuciones en los diversos campos del saber y consolide su posición como uno de los espacios importantes para el florecimiento de las ciencias y las humanidades en nuestro país.
Es necesario tener presente que el fomento de la investigación en la UAM se ha dado en un contexto de recursos escasos. Indudablemente, uno de los problemas más importantes a que nos enfrentamos en México es el insuficiente financiamiento de la investigación, en especial de la investigación básica. Ciertamente, a lo largo de la gestión del Dr. Julio Rubio Oca se multiplicaron los fondos externos y se amplió la capacidad de la Universidad para promover el financiamiento en esta materia. Sin embargo, la astringencia general de los recursos genera una situación de fragilidad que puede resultar poco sana en el largo plazo. Es por ello necesario establecer una política de financiamiento que promueva un desarrollo de más largo plazo y más armónico entre los departamentos y las divisiones.
La lógica del financiamiento y la estructura actual de evaluación del trabajo académico, tienen impacto en el alcance y duración de los proyectos de investigación. De modo que se han dejado de lado proyectos más ambiciosos y de largo plazo. Esto representa una limitación efectiva para el desarrollo de la investigación en la Universidad. Es necesario romper esta dinámica mediante instrumentos adecuados que promuevan áreas de gran envergadura e impulsen la investigación en la UAM a nuevas etapas de desarrollo.
Para el futuro de la Universidad, es importante apoyar aquellos espacios donde los grupos de investigación están poco consolidados y requieren de mecanismos específicos de fomento. De forma similar al programa de apoyo a las áreas en proceso de consolidación, se requieren instrumentos de fomento de la vida académica que ofrezcan oportunidades para el desarrollo de nuevos campos de investigación, la generación de nuevas líneas, en una perspectiva que efectivamente impulse el desarrollo de la diversidad que debe caracterizar a nuestra Universidad.
Es imperativo profundizar en estas áreas, los desequilibrios entre las distintas divisiones, son ya significativos. Es importante promover en los distintos niveles políticas claras de financiamiento a la investigación, donde se responda a las necesidades y características de los diversos tipos de trabajos que la Universidad Autónoma Metropolitana realiza. En un marco en el que las áreas de investigación que por su naturaleza no encuentren fuentes de financiamiento, reciban el apoyo necesario para su desarrollo.
El posgrado de la Universidad Autónoma Metropolitana constituye uno de los ejes más importantes del trabajo académico de la Institución. En el posgrado se observa la plena articulación de las actividades de investigación y docencia. El posgrado permite reunir las necesidades de investigación de la sociedad con la formación de recursos humanos altamente especializados, dentro de objetivos definidos.
En el contexto de la educación superior nacional la UAM ha tenido un desarrollo muy dinámico de sus programas de posgrado. No sólo se han incrementado el número de los programas, las opciones se han ampliado y la matrícula mantiene un crecimiento significativo. La calidad de la oferta de posgrado de la Institución ha de constituir una de nuestras principales preocupaciones.
En 1997 ingresaron a la Universidad 490 nuevos estudiantes de posgrado, y en el trimestre de otoño la población total en este nivel fue de 1055 estudiantes, de los cuales el 32.3% corresponde a CBI, 41.1% a CSH, 24.2% a CBS y 2.4% a CAD. Durante este mismo año, concluyeron sus estudios de posgrado 201 estudiantes, de los cuales 32.8% corresponde a CBI, 43.8% a CSH y 23.4% a CBS.
En la perspectiva de las necesidades de la educación superior del país, el posgrado de la Universidad constituye un recurso valioso para la formación del personal académico que, en el corto y mediano plazo, requieren otras instituciones de educación superior. En este sentido es necesario reconocer la responsabilidad de la Universidad y establecer los mecanismos idóneos para participar activa y comprometidamente en esta tarea. Ello implica organizar fórmulas adecuadas a las necesidades de las instituciones y de las personas, cuidando en todo momento la calidad que debe caracterizar a nuestros programas.
Con el propósito de mantener y acrecentar la calidad de nuestros posgrados es necesario fortalecer los vínculos entre las áreas de investigación y los estudiantes de posgrado. Las líneas de desarrollo de los estudios de especialidad, maestría y doctorado han de estar claramente vinculadas con proyectos y programas de investigación, de forma que se alcance una permanente retroalimentación. En este sentido se debe buscar una plena flexibilidad, de forma que no subsista una oferta de estudios que no tenga plena correspondencia con áreas de investigación en curso. Con realismo y eficacia se han de evaluar las líneas de investigación vinculadas con el prosgrado, al tiempo que se vigile el adecuado financiamiento de las actividades.
En este contexto el desarrollo de posgrado en la Universidad debe encontrarse claramente acotado por la capacidad para atender con claridad el desenvolvimiento cotidiano de sus actividades. En ello resulta fundamental la atención de los estudiantes y sus requerimientos de formación. Asimismo resulta importante cuidar la infraestructura adecuada de las actividades de cada uno de los programas. En esta esfera la Institución debe actuar con la máxima responsabilidad.
En la medida en que se amplía la oferta de estudios de posgrado en todas las disciplinas que se cultivan en las divisiones, es importante establecer nuevas metas para su desarrollo. En este sentido resulta estratégico situar nuestros programas dentro de la oferta internacional de estudios de posgrado. Ello implica ciertamente una política eficaz de información y promoción, pero también representa un reto para los profesores. El prestigio internacional de un programa de posgrado descansa fundamentalmente en el reconocimiento que los profesores alcanzan dentro de la comunidad académica. De forma que la promoción de nuestro posgrado se encuentra íntimamente ligada con el desarrollo y maduración de las actividades académicas en cada una de las divisiones. En esta línea podremos desarrollar en el mediano plazo una oferta efectiva de programas de posdoctorado que permitan la plena culminación del desarrollo del posgrado en la Universidad.
El fortalecimiento del posgrado está vinculado de forma íntima con el mejoramiento de la docencia en licenciatura. Es importante reconocer que la amplia aceptación que nuestros egresados tienen en las distintas esferas tanto del mercado de trabajo, como de las instituciones que ofrecen estudios de posgrado, expresa la eficacia que la Universidad ha tenido para formar profesionistas. Sin embargo, las limitaciones actuales de nuestra docencia deben ser atendidas con medidas profundas y adecuadas. El éxito relativo de los programas es el resultado de un amplio esfuerzo colectivo que debemos honrar y fortalecer, por ello continuar mejorando la calidad de nuestros programas de licenciatura constituye un compromiso insoslayable.
Durante 1997 ingresaron a la Universidad 9609 estudiantes de licenciatura,
4416 en primavera y 5193 en otoño. Del total, el 22.04%, se inscribió
en alguna de las licenciaturas de CBI, el 37.02% en CSH, el 27.63% en CBS y
el 13.31% en CAD. La población total de estudiantes activos inscritos
en este nivel en 1997 fue de 39785 en invierno, 40134 en primavera y 40975 en
otoño. La distribución de
estudiantes por divisiones en el trimestre de otoño fue de 25% en CBI,
37.6% en CSH, 24% en CBS y 13.4% en CAD.
Las cifras relativas al número de estudiantes activos inscritos deben tomarse con cautela, ya que el número total de estudiantes activos es superior. Si consideramos a todos los estudiantes que se han inscrito en varios trimestres, que no han sido dados de baja por cuestiones reglamentarias y que todavía no rebasan el tiempo promedio para cursar los estudios de su licenciatura a partir de su primera inscripción, se encuentra que la Universidad rebasa la cifra de 45000 estudiantes.
Es particularmente satisfactorio mencionar que durante 1997 egresaron 4720 estudiantes de licenciatura, 719 de CBI, 1983 de CSH, 1178 de CBS y 840 de CAD.
La capacidad actual de la Universidad para atender los programas de licenciatura no se encuentra plenamente utilizada. La estructura departamental no ha sido aprovechada en todo su potencial para promover una oferta más rica y flexible en los distintos programas. Ello, tal vez exprese un cierto encierro disciplinario o la falta de coordinación adecuada en los esfuerzos que se realizan en esta dirección, en todo caso es necesario encontrar fórmulas para avanzar en este sentido.
En lo que toca a la matrícula de los programas de licenciatura, la Universidad ha alcanzado sus niveles de saturación. Es claro que la oferta de estudios en la zona metropolitana de la Ciudad de México no tiene capacidad para atender la demanda existente y que en los próximos años la demanda de servicios educativos por parte de la sociedad seguirá creciendo. Es necesario que la Universidad decida las modalidades en que puede participar en la satisfacción de las nuevas demandas de la sociedad. No es ocioso considerar los mecanismos de enseñanza abierta y educación a distancia, entre otras alternativas que será necesario analizar. No resulta sano que la Institución pretenda permanecer ajena a las necesidades de la sociedad, es necesario que formulemos propuestas propias en el marco de la autonomía universitaria.
En este sentido resulta fundamental realizar el análisis prospectivo para establecer los nuevos campos en que el desarrollo de nuestro país demandará de jóvenes con educación universitaria mejor calificados. Evaluar los nuevos rumbos disciplinarios y reconocer la obsolescencia de otros, es una difícil labor que debemos realizar al considerar el desarrollo futuro de la docencia en la Universidad Autónoma Metropolitana.
El financiamiento de las actividades docentes constituye una esfera de la política universitaria que se encuentra poco atendida, en todos sus aspectos. En los esfuerzos de planeación de las unidades y divisiones, las actividades de enseñanza y aprendizaje ocupan un lugar aparentemente secundario, los objetivos y metas que en esta materia nos estamos proponiendo se encuentran sumamente acotados y ofrecen una apariencia de estancamiento que sólo es desmentida por la dinámica de cambio que se mantiene en los planes y programas de estudio.
Ciertamente constituye un éxito de la Universidad la actitud de permanente revisión de los planes y programas. En el futuro este proceso ha de buscar una mayor apertura disciplinaria, que permita al estudiante un campo de acción donde pueda tener acceso a las ventajas del sistema departamental y tenga posibilidades de beneficiarse de la alta calidad de la planta académica de la Universidad. Ello implica la diversificación de cursos de servicio que hoy se encuentran concentrados en unos cuantos departamentos.
El terreno del financiamiento a la docencia ha sido poco explorado en nuestra Institución, sin embargo es necesario reconocer que son muchos los aspectos del desarrollo docente que no han sido atendidos por falta de recursos e iniciativas adecuadas. Con políticas claras y en la perspectiva del desarrollo futuro es necesario incorporar esta temática en la agenda de la Universidad Autónoma Metropolitana.
A lo largo de su historia la Universidad ha puesto en marcha distintos modelos educativos, sin embargo estas experiencias no han sido expuestas a una profunda evaluación y revisión y lo que es tal vez más importante, no se ha continuado el esfuerzo de innovación. Es fundamental mantener una actitud de permanente revisión y mejoramiento en la tarea de promoción del uso y desarrollo de instrumentos eficaces de docencia, tanto en el aula, como en los laboratorios, así como en el espacio de las prácticas de campo. En este terreno es necesario mantener la moderación en un marco de crítica y revisión, de modo que no se sacrifique la calidad alcanzada en un afán de cambio.
En un contexto de mejoramiento de la docencia es necesario ampliar la gama
de actividades académicas y ofrecer un horizonte educativo más
rico a los estudiantes. La mejor formación de profesionistas implica
hoy la enseñanza de al menos un idioma extranjero y el dominio de los
programas de cómputo asociados a cada disciplina. En este aspecto es
necesario profundizar los esfuerzos realizados y darles un mayor alcance, de
hecho las habilidades profesionales vinculadas sólo tendrán cabal
desarrollo en la medida en que se relacionen estos
aprendizajes con la currícula escolar.
Para la formación cabal de los estudiantes es importante fortalecer las actividades de difusión cultural en las unidades, de forma que desarrollemos ambientes académicos más ricos y atractivos que promuevan la permanencia de los estudiantes.
Un asunto fundamental del mejoramiento de la docencia es la mayor formación docente de personal académico. En esta dirección, en los departamentos y las divisiones debemos buscar instrumentos más adecuados para la difusión de mejores métodos y técnicas didácticas. En este campo resulta enriquecedor el intercambio de experiencias.
Un aspecto de la docencia que no ha recibido plena atención lo constituye la temática de las actividades estudiantiles y la plena atención de las necesidades de los jóvenes. En este sentido es necesario evaluar la infraestructura disponible y ponderar su capacidad para ofrecer a los estudiantes ambientes adecuados para su permanencia en la Universidad.
En lo que toca al rendimiento escolar de los alumnos es cada vez más necesario mantener una evaluación constante del problema de la reprobación y sus conexiones con la diserción. Y de acuerdo a tal análisis habríamos de estudiar los procesos de selección de aspirantes y establecer mecanismos de atención adecuados a las necesidades de los estudiantes que estamos aceptando en nuestras aulas.
Por lo que respecta al proceso de selección de aspirantes, la Rectoría General habrá de realizar una cuidadosa evaluación, para ofrecer a la comunidad alternativas adecuadas que permitan hacer más eficiente la capacidad de la Universidad para atender la demanda educativa de la sociedad. Esto implica la revisión del proceso en sus diversas etapas, desde las actividades de promoción y difusión, su calendario y las formas de su ejecución, de modo que mejoremos la capacidad para atraer a los egresados del sistema preuniversitario. Ciertamente con ello se puede lograr un reclutamiento más adecuado de estudiantes, sin embargo es necesario reconocer la calidad promedio de los egresados del sistema de educación media superior y la obligación de la Institución de atender sus necesidades educativas.
Es necesario desarrollar mejores mecanismos de evaluación de la docencia, que reconozcan la complejidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje en cada una de las disciplinas, al tiempo que permitan establecer estándares institucionales, donde pueda ponderarse el estado real de la docencia que se ofrece en las aulas y los laboratorios.
En este sentido resulta muy relevante afinar los instrumentos actuales con que se evalúa la actividad docente de los profesores y la Universidad. Sabemos que los índices de número de alumnos o tiempo programado de docencia, así como la reprobación y la aprobación son indicadores insuficientes para lograr una cabal comprensión de las actividades que se desarrollan en las distintas divisiones. Este es un asunto que resulta imperativo poner a discusión y sobre el que es fundamental establecer consensos al interior de la comunidad. El Colegio Académico tiene en este aspecto un tema pendiente desde hace varios años, cuando se aprobó el Reglamento de Ingreso, Promoción y Permanencia del Personal Académico se determinó la necesidad de desarrollar instrumentos adecuados de evaluación y se enumeró una serie de elementos. Sin embargo, la tarea ha quedado inconclusa. Es hoy necesario retomar esta agenda y generar las políticas necesarias en la materia.
En su conjunto, para atender efectivamente las necesidades sociales, la Universidad habrá de hacer en los próximos años un gran esfuerzo de mejoramiento de su docencia. Es necesaria la aplicación de nuestros mejores recursos académicos para el reforzamiento de nuestras actividades de enseñanza y aprendizaje en pregrado y posgrado. Aquí debe enfocarse una de las prioridades de la Institución.
El año que cubre este informe se puede caracterizar por los avances logrados en la construcción de infraestructura, la dotación de equipo para la docencia y la investigación, la ampliación de las actividades de investigación y el fortalecimiento de nuevos grupos. En estas como en otras realizaciones de la Universidad la colaboración de la comunidad universitaria y el esfuerzo realizado constituyen los factores fundamentales del desarrollo institucional.