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III. Los desafios de la Universidad Autónoma Metropolitana

La Universidad, su dinámica y desarrollo tiene por objetivo el servicio de la sociedad. Por ello parte de nuestra tarea implica observar y reconocer los cambios de nuestro país para ubicar la tarea de la Institución frente a nuevas necesidades y demandas. Ello no supone atender a modas pasajeras o veleidades momentáneas, significa responder de forma responsable y oportuna a los requerimientos urgentes de una sociedad que se caracteriza por sus grandes problemas.

En los últimos cuatro años nuestra sociedad ha sufrido grandes transformaciones, una grave crisis económica ha profundizado la desigualdad y la pobreza. Estamos viviendo en una sociedad que está en proceso de diferenciación en sus posiciones políticas, animada por las diversas opciones que le presentan los partidos y las organizaciones. En esta situación las instituciones educativas tienen la obligación de promover la convivencia política civilizada, el diálogo racional entre los actores y el fomento del encuentro entre los diversos intereses sociales. Para la Universidad es también momento de fortalecer los canales de interlocución con las instancias del Estado¸ buscando un mayor reconocimiento al valor de las actividades académicas y el respeto irrestricto de la autonomía universitaria.

Es importante observar que la Universidad Pública constituye un patrimonio de la sociedad que es necesario cuidar y fortalecer. Los actores sociales y gubernamentales tienen la responsabilidad de apoyar la vida académica y respetar su autonomía. Éstas han sido las condiciones que permiten el desarrollo real de las Instituciones Públicas de Educación. Promover y cuidar que estos procesos ocurran efectivamente y proteger la vida universitaria constituye una prioridad de la Rectoría General, pero es necesario que la comunidad universitaria asuma una conducta responsable y cuidadosa.

El desarrollo económico de México ha seguido una tendencia de creciente heterogeneidad. Se observa el crecimiento acelerado un de sector exportador dinámico y moderno, alto consumidor de tecnología, que reclama profesionales con mayores habilidades y capacidades técnicas. Paralelamente el sector que se desarrollo al amparo de una economía cerrada, sufre el estancamiento y la pérdida constante de mercados, con poca capacidad para adaptarse a las nuevas situaciones que genera continuamente un mercado nacional abierto y competido, requiere de recursos tecnológicos y mejores profesionales que atiendan sus necesidades, factores que dada su situación habrán de ser administrados desde el sector público. Al mismo tiempo podemos reconocer un amplio espectro de la sociedad ubicada en la marginalidad urbana y rural, donde indígenas, campesinos, desempleados y los diversos actores del sector informal, subsisten en condiciones apenas de sobrevivencia.

El México de la pobreza, de las necesidades urgentes, ha sido objeto de atención tradicional de las actividades de la Universidad, tanto en las acciones que se desarrollan en el ámbito de la extensión universitaria y la difusión de la cultura, como en programas específicos de investigación y docencia. Muchos de nuestros jóvenes estudiantes tienen su origen en estos sectores de la sociedad, atender sus necesidades específicas ha de ser objeto de nuestra atención en la evaluación y mejoramiento de las actividades docentes, para que la UAM se mantenga como un eficiente mecanismo de movilidad social y la educación se constituya en alternativa real de desarrollo personal y profesional. En este ámbito es necesario incrementar las áreas de investigación enfocadas a la atención de problemas puntuales que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de la población.

En el sector más moderno de la sociedad se está desarrollando una economía sustentada en el conocimiento y el control del saber técnico. La ciencia y la tecnología constituyen en esta esfera fuerzas productivas de gran magnitud que mantienen en constante transformación los procesos productivos y la generación de riqueza. Ahí se disputa actualmente el control de los recursos y el bienestar de cada país. La participación exitosa de México en los mercados globales y su viabilidad como nación independiente son fenómenos vinculados. Esto obliga a las instituciones públicas del país a actuar con responsabilidad y eficacia para contribuir de forma responsable a la mejor inserción de México en los procesos de internacionalización. Ello implica la más intensa actividad en las funciones sustantivas de la Universidad, en la formación de profesionistas capaces de competir en el ámbito global, en las áreas de investigación y en la preservación y difusión de nuestra cultura.

Ante la globalización la Universidad ha adquirido una nueva centralidad en el horizonte de la vida social. Sus funciones han adquirido mayor importancia, pues el conocimiento ocupa un lugar estratégico para el desarrollo de los países. Las propias características de las instituciones universitarias las hacen una pieza clave para la internacionalización, pues resultan un espacio natural de convergencia de la diversidad, lugar de tolerancia, con capacidad para incorporar lo heterogéneo y permitir su expresión.

Fortalecer la Universidad y mejorar el desempeño de sus áreas sustantivas, con una más amplia proyección para sus actividades resulta estratégico para el país y para nosotros constituye una gran responsabilidad frente a las necesidades del desarrollo de México.

En las actuales circunstancias el desarrollar una más amplia política de vinculación internacional y mejorar los mecanismos de intercambio y colaboración resulta crucial para atender las nuevas necesidades del desarrollo estos procesos internacionales cobran importancia y generan impactos sociales más amplios. Ciertamente es necesario desarrollar políticas e instrumentos adecuados para atender estos asuntos.

Los procesos de globalización, la heterogeneidad social y los nuevos causes del desarrollo político del país, nos presenta una sociedad más demandante y compleja. Como Universidad Pública responsable habremos de construir respuestas adecuadas y oportunas a estas demandas, al tiempo que protegemos y fortalecemos nuestra vida académica.

Nuestra primera tarea es contribuir substantivamente en la construcción de una sociedad más educada. Ello implica establecer mecanismos adecuados de mejoramiento en nuestros programas de licenciatura, ampliar y flexibilizar sus opciones, de forma que el estudiante tenga más oportunidades para aprovechar las ventajas de nuestro modelo universitario y ofrecer mejores ambientes educativos para la formación de los jóvenes.

En el campo de la docencia existen retos propios de la educación superior del país, en la forma como tradicionalmente se atienden sus necesidades y en las características de los estudiantes. En este sentido vale la pena anotar aspectos relevantes de la organización de la docencia en que es necesario reflexionar.

La disciplina escolar en que se desenvuelven nuestros estudiantes requiere de una mayor atención. Ciertamente el desarrollo de contextos educativos ordenados, con expectativas claras y métodos de evaluación transparentes constituyen mínimos que es necesario cuidar. Sin embargo, es imperativo reconocer que muchos de nuestros estudiantes no cuentan con hábitos escolares adecuados ni tienen estructuras de referencia que les permitan orientar su comportamiento para lograr un mayor éxito escolar. Resulta sustantivo en los procesos de mejoramiento de la docencia reconocer las características de los estudiantes y ofrecerles herramientas para lograr un mejor desenvolvimiento en la Universidad. Ello puede implicar la impartición de cursos remediales, el establecimiento de requisitos extracurriculares y el desarrollo de nuevas actividades de enseñanza. Este es un reto vinculado con nuestra capacidad para responder efectivamente a las necesidades educativas de nuestra sociedad. Ciertamente estas políticas deben considerar mecanismos de financiamiento adecuados a las características de los estudiantes.

El fortalecimiento de la docencia implica establecer una política de mayor flexibilidad curricular al tiempo que se establecen mecanismos apropiados para la enseñanza de las profesiones, las ciencias, las humanidades y las artes, cada una de las cuales tiene requerimientos específicos para su desarrollo en condiciones óptimas. En este sentido las políticas generales de carrera académica, de organización del tabulador y de plantilla han tenido un efecto que no siempre beneficia las mejores prácticas educativas.

En especial se ha descuidado la capacidad de los programas de estudio para atraer a las aulas, en número adecuado, profesionistas exitosos que compartan sus experiencias con los estudiantes. Es fundamental que la Universidad Pública atienda problemáticas específicas de la enseñanza de las disciplinas, tal es el caso de la informática, las comunicaciones y la teleinformática que requieren de estructuras específicas de promoción o de la salud que demanda nuevos perfiles educativos. En este sentido tenemos el reto de ser más sensibles a las condiciones reales que permiten una enseñanza de calidad y responder con oportunidad y eficacia a las necesidades sociales.

Ello ciertamente implica el reconocimiento de diversas trayectorias y de la necesidad de generar alternativas de vida académica en una perspectiva más enriquecida de lo que significa el trabajo universitario. En este sentido resolver la temática de la carrera académica implica también generar alternativas para el fortalecimiento de la docencia en la Universidad.

La atención de nuestros estudiantes, una más efectiva política de reclutamiento y la situación de la educación media nos obliga a establecer políticas de apoyo al mejoramiento de la educación, en especial de la enseñanza de las ciencias. La Universidad puede hacer un aporte importante en la investigación de la educación científica y ofrecer materiales y métodos educativos, así como programas específicos de formación de profesores. Esta es una materia que es necesario considerar entre los objetivos de la Universidad en el mediano plazo.

En las tareas educativas, dada la dinámica de cambio en las disciplinas, es creciente la importancia social de los cursos de extensión universitaria, los diplomados y las especialidades, así como de las actividades de difusión del conocimiento. Es necesario revisar nuestras políticas en esta materia para fortalecer el valor y la naturaleza de los programas que ofrecemos, para establecer mecanismos más eficaces de desarrollo y ampliar la oferta de acuerdo a necesidades específicas de la población. En esta misma línea es importante mantener la vinculación con nuestros estudiantes egresados y fomentar su permanente actualización profesional.

Los estudios de posgrado tienen una importancia reconocida en el mercado de trabajo y su dinámica de desarrollo tiene un amplio impacto social. En esta materia es importante realizar un diagnóstico de las necesidades y ser más sensibles a las demandas de los diversos actores. Dentro de los parámetros de calidad que han de normar nuestras áreas.

Como es claro, los desafíos de la docencia en la UAM se inscriben en fenómenos educativos mayores, propios de las tradiciones y problemas de la sociedad mexicana. Enfrentarlos en nuestra Universidad es un reto importante que seguramente contribuirá al avance general de la educación superior. En este sentido, es necesario reconocer otra dimensión de compromiso con la sociedad en las áreas de mejoramiento de la docencia.

La relación entre la Universidad y la sociedad constituye un ámbito complejo de interacción, donde es necesario fortalecer el compromiso de nuestras áreas académicas con las necesidades sociales. Al tiempo, resulta fundamental lograr un mayor reconocimiento de la sociedad al papel de la Universidad Pública y en especial de nuestra Institución al desarrollo del país.

La Universidad nunca ha sido ajena a la suerte de la sociedad, por el contrario resulta especialmente vulnerable a los impactos de la vida social. En especial a la situación de la economía nacional. Es por ello que las políticas dirigidas a garantizar la viabilidad financiera de la Institución en un marco de planeación que garantice el adecuado desarrollo de las actividades académicas resultan fundamentales. La actual situación de restricción constituye el horizonte real en que se han de desenvolver las finanzas universitarias, ello implica que debemos hacer un esfuerzo por mejorar nuestro ejercicio de los recursos. Es la disciplina del gasto y el perfeccionamiento de los procesos de planeación la vía que permitirá mejorar la asignación de los recursos.

El desarrollo de nuestra capacidad para realizar una más efectiva gestión de los recursos implica también un esfuerzo por mejorar la administración de la Universidad y los servicios de apoyo a las actividades académicas. En este sentido durante el año que se informa se realizaron importantes acciones en materia de organización de sistemas y sistematización de la información. Estos son procesos que es necesario profundizar para alcanzar plena eficacia en la operación.

La administración de la Universidad tiene un contenido indispensable en la relación laboral y su componente sindical. Es importante señalar que el año de 1997 la capacidad de negociación del Sindicato y la Universidad permitieron mantener a la Institución en pleno funcionamiento. La disposición y habilidad para resolver los conflictos y encontrar mecanismos de solución adecuados que no lesionen la vida académica y el desarrollo de las actividades estudiantiles, constituyen valores importantes que es necesario preservar y fortalecer.

Para el futuro de la vida académica resulta fundamental modernizar la administración de la Universidad. Ello implica fortalecer los procesos de desconcentración y descentralización de actividades, mejorar la calidad de las áreas que se realizan, hacer un uso más adecuado y eficiente de las nuevas tecnologías disponibles y hacer un uso más racional de los recursos. En éste proceso de modernización es imperativo que el sindicato participe activamente y se logren compartir objetivos y propuestas. La participación de la comunidad universitaria en la reforma y mejoramiento de la administración constituye la condición básica para que efectivamente se logren realizar los objetivos deseados, pues es la comunidad quien debe beneficiarse realmente de estos procesos.

En la política de financiamiento la obtención de recursos propios adicionales al subsidio constituye un mecanismo que debemos utilizar en toda la capacidad de la Institución. En este sentido los grupos de investigación más consolidados han de buscar en las agencias de financiamiento de la investigación la parte sustantiva de los recursos que requieren las actividades que desarrollan en la actualidad. En la medida en que estos grupos generen proyectos más ambiciosos en su alcance y establezcan estrategias de desarrollo de largo plazo, la Universidad habrá de generar apoyos específicos que de forma sustantiva permitan la viabilidad de las nuevas iniciativas.

Es necesario que enfoquemos la mayor cantidad de los recursos disponibles para la investigación en los grupos de investigación en proceso de consolidación como el mecanismo que permite un efectivo fortalecimiento de la vida académica en el mediano y largo plazo. Esta política junto con los programas de becas para estudios de posgrado constituye las estrategias fundamentales que guiarán la acción de la Universidad en los próximos años.

En cumplimiento de los objetivos de la Universidad requiere del compromiso de los órganos colegiados y personales para su realización. Será en los espacios colegiados donde habremos de construir nuevos consensos sobre el desarrollo de las actividades académicas, ahí se habrán de formular las políticas institucionales y se establecerán los mecanismos de planeación que guiarán nuestro desarrollo. La ejecución efectiva de las metas planteadas implicará la actividad comprometida de todas las instancias de la Universidad. Ello implica un ejercicio de diálogo permanente, de búsqueda de acuerdos, pero también de responsabilidad y apego a la vida académica de la UAM.

En el futuro próximo la Universidad habrá de continuar sus procesos de fortalecimiento de la vida académica, para ello se buscarán mecanismos adecuados para atender necesidades de renovación de la carrera académica, donde es necesario alcanzar consensos amplios en la comunidad. Habremos de avanzar en la atención de las necesidades de la docencia en todos sus aspectos, ello implicará una amplia y activa participación de los profesores en los departamentos y las divisiones.

El actor fundamental de la Universidad como Institución centrada en el conocimiento y el desarrollo de la persona, es la comunidad universitaria. Es con la acción de la comunidad, con su compromiso y participación como habremos de alcanzar los más ambiciosos objetivos. En nuestra Institución compartimos una tradición de participación, de diálogo amplio y respetuoso. Esta tradición debemos de profundizarla y acrecentarla.

En este informe hemos buscado establecer un balance del estado de los asuntos de la Universidad y los temas que es necesario atender en el futuro inmediato. Estoy convencido que ello fortalece el proyecto académico que compartimos en la Institución y permite consolidar el desarrollo futuro de la Universidad Autónoma Metropolitana.

La trayectoria de la Institución y la fortaleza de la comunidad son las garantías de que la Universidad tiene la capacidad para responder a los nuevos retos y de mantener una tradición académica cada vez más consolidada. Ciertamente la participación constante de todos los universitarios constituye el motor efectivo de la dinámica de trabajo que es necesario emprender.

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