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EL POSGRADO
El posgrado constituye una esfera central de atención para la Universidad, ya que es un espacio estratégico tanto para el desarrollo del país como para el fortalecimiento de nuestra propia vida académica. En el posgrado confluyen las actividades fundamentales de investigación y docencia y éste puede ser el motor más eficaz para dinamizar y elevar la calidad de un considerable número de nuestras actividades, en particular, aquellas que desarrollamos a nivel de licenciatura. El posgrado es un excelente espacio generador de programas de investigación relacionados con las problemáticas del país y de mecanismos innovadores de intercambio con la sociedad.
En la actualidad, la Unidad Iztapalapa ofrece 1 programa de especialidad, 12 de maestría y 2 de doctorado. En el informe del Rector de Unidad correspondiente a 1989, informé sobre la evaluación que el CONACYT había hecho de nuestros programas de posgrado. En ese proceso de evaluación se marcaron todos los elementos que deberían intervenir para lograr programas exitosos de estudios avanzados; profesores en plena producción científica, acceso a bibliotecas, laboratorios de investigación y talleres y participación de los estudiantes en los proyectos de sus tutores y en eventos académicos en los que se presenten y evalúen sus resultados. De esta forma, se consideró que un posgrado desligado de la investigación no podría asegurar la calidad de sus egresados, ni una incorporación idónea a la actividad profesional.
El diagnóstico llevado a cabo por el CONACYT en 1988, que no incluyó a los programas de Ciencias Sociales y Humanidades, puso de manifiesto que la Unidad Iztapalapa contaba, en aquel entonces, con 4 programas de posgrado consolidados y de gran calidad: las maestrías en Química, Física, Ingeniería Química y el Doctorado en Ciencias; y que era necesario hacer un esfuerzo de consolidación en los programas de maestría en Matemáticas, en Biología Experimental y en Ingeniería Biomédica. Cabe mencionar que aunque no fueron evaluados los programas de posgrado que ofrece la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad, el CONACYT reconoció en aquel entonces que dos de ellos, la Maestría en Sociología del Trabajo y el Doctorado en Ciencias Económicas, eran de buen nivel.
En el lapso que cubre este informe, se hicieron importantes esfuerzos encaminados a mejorar las condiciones del trabajo académico alrededor de los posgrados. Se realizó un importante ejercicio de evaluación interna que permitió revisar casi todos los programas y establecer mecanismos para mejorar aspectos concretos de su funcionamiento. Asimismo, se avanzó en el establecimiento de diversas estrategias que nos han permitido apoyar su impartición con recursos externos.
La evaluación interna reveló la existencia de diversos problemas: a) la matrícula del posgrado es muy inferior a nuestra capacidad instalada para ofrecer este tipo de servicio y b) en algunos programas tales como las Maestrías en Biología de la Reproducción Animal y en Salud Pública tenemos problemas con la conformación de la planta académica de tiempo completo necesaria para su impartición, así como con la consolidación de las líneas de investigación que les deben dar sustento.
Es importante reconocer que tenemos la capacidad suficiente para ampliar la matrícula de los programas de posgrado que impartimos y que operan en forma eficiente dentro de un marco de excelencia. Para ampliar la matrícula debemos involucrarnos en el reclutamiento de nuestros mejores estudiantes de licenciatura, lo que en muchos casos implicará participar con más eficacia en estos espacios de docencia. Pero la ampliación de la matrícula de posgrado, debe buscarse también en el intercambio con otras Instituciones de Educación Superior del país. Este espacio puede ser un nicho particular de gran proyección para la Unidad, además de que le podríamos dar una dimensión de mayor alcance a la formación profesional que ofrecemos a través de nuestros programas. En base a lo anterior hemos propiciado, en el periodo que se informa, un mayor acercamiento de los programas de posgrado que imparte la Unidad a profesores y estudiantes de diversas Instituciones de Educación Superior en la provincia y a sus problemáticas específicas; Esta labor la hemos desarrollado en forma armónica y conjunta, autoridades y profesores, pues solo así podremos establecer relaciones fructíferas con otras Universidades. Esperamos que estas acciones se reflejen en un futuro cercano, en la incorporación de estudiantes y profesores de diversas Instituciones de Educación Superior del país, especialmente de aquellas en provincia, a nuestros programas de posgrado.
En el bienio que cubre este informe, el Consejo Académico armonizó los planes y programas de la Especialidad y Maestría en Biotecnología, los cuales fueron posteriormente aprobados por el Colegio Académico. Los programas iniciaron su operación en Septiembre de 1991 con 11 estudiantes inscritos. Estos fueron seleccionados de un número considerable de aspirantes que por la calidad de los programas, solicitaron su inscripción a los mismos.
A mediados de 1991 el CONACYT, a través de su Dirección Adjunta de Desarrollo Científico, realizó otra vez la evaluación de los programas de posgrado que solicitaron voluntariamente su inscripción al padrón del posgrado nacional de esa Institución. Como resultado de la evaluación, la cual fue llevada a cabo utilizando criterios académicos muy semejantes a aquellos empleados en evaluaciones anteriores, quedaron inscritos en el padrón de los programas de posgrado de excelencia del CONACYT los siguientes nueve programas impartidos por la Unidad Iztapalapa: las Maestrías en Química, Ingeniería Química, Física, Matemáticas, Biología Experimental, Biotecnología, Sociología del Trabajo, Filosofía de la Ciencia y el Doctorado en Ciencias impartido por la División de Ciencias Básicas e Ingeniería.
Resulta importante resaltar el esfuerzo sobresaliente realizado por las plantas académicas asociadas a las Maestrías en Biología Experimental y en Matemáticas, para renovar sus perspectivas, llevarlas a la fase de consolidación y lograr enmarcarlas en un esquema de excelencia académica en tan solo dos años, tiempo transcurrido entre las dos últimas evaluaciones practicadas por el CONACYT.
En materia de financiamiento de apoyo al posgrado, se han logrado establecer importantes convenios de colaboración con el sector productivo y es importante y creciente el momento de los recursos que hemos venido obteniendo en los últimos años por parte del CONACYT para apoyar su impartición. En 1989 la Unidad obtuvo de esa Institución 385 millones 134 mil pesos para dar apoyo a los programas de posgrado que impartimos. En 1990 recibimos 50 millones y en 1991 hemos recibido, por parte del CONACYT 1042 millones y por parte de la SEP, 100 millones. Adicionalmente a estos apoyos, los alumnos inscritos en los programas incorporados en el padrón de excelencia del CONACYT han recibido becas de esa Institución para llevar a cabo sus estudios. Asimismo, se abre para la Unidad la posibilidad de apoyar con becas del CONACYT a aquellos estudiantes que se inscriban en estos programas en el futuro. Esta excelente oportunidad de becar a nuestros estudiantes de posgrado nos permitirá atraer a un mayor número de ellos a nuestros programas, si paralelamente impulsamos una política permanente de promoción y reclutamiento a los mismos. Por ello, durante 1992 iniciaremos conjuntamente con las tres Divisiones de la Unidad, diversos programas de promoción orientados a aumentar la matrícula de los programas de posgrado que ofrece la Unidad, lo cual indudablemente vendrá a reforzar el trabajo académico de nuestros grupos de investigación.
A pesar de que los recursos tanto internos como externos destinados a apoyar la impartición de nuestros programas de posgrado, han ido creciendo en forma importante, resulta fundamental seguir creando mecanismos innovadores de apoyo a la impartición de estos programas a través del financiamiento externo, así como dar un uso más eficiente de los recursos internos con los que contamos para apoyar su impartición.
Resolver los problemas de operación del posgrado en la Unidad Iztapalapa, debe ser el resultado del compromiso de la comunidad universitaria. Para ello es necesario generar un consenso al interior de las Divisiones sobre la importancia de esta actividad en el futuro de la Institución; de otra manera, los esfuerzos serán aislados y los resultados muy limitados.