VII. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
En los próximos meses tendremos que desarrollar un gran esfuerzo en torno a la oferta educativa de licenciatura. La modificación del TGA en las tres Divisiones, representó el primer paso, a partir del cual tendremos que revisar cuidadosamente los perfiles de las carreras, y actualizar los planes y programas de estudio, para preparar profesionistas con una visión moderna de sus disciplinas y con las habilidades necesarias para poder competir con éxito en un mercado de trabajo cada vez más complejo. También, tendremos que analizar la posibilidad de ampliar la oferta educativa de licenciatura, a partir de la creación de nuevas carreras, orientadas a la formación de los profesionistas que requerirá el país en el próximo siglo.
En el postgrado enfrentaremos grandes retos. Por un lado, tendremos que proteger el desenvolvimiento de los nuevos planes de estudio, a través de políticas específicas de apoyo y fomento, que nos permitan alcanzar los objetivos que nos hemos planteado en torno a ellos. Por otro lado, el incremento previsible en la matrícula a este nivel, nos plantea nuevas necesidades que habremos de atender para mantener los procesos de formación de recursos humanos de alto nivel con calidad.
Estas acciones tendrán que estar acompañadas del desarrollo de estructuras divisionales alrededor de la docencia, que nos permitan, en el futuro inmediato, contar con un sistema permanente de mejoramiento de los planes y programas de estudio, y de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Las Oficinas Divisionales de Docencia y de Atención a los Estudiantes habrán de ser un elemento de sustento importante para las estructuras académicas que se generen.
Es importante continuar el proceso de fortalecimiento de nuestras Áreas. Para ello, es necesario proseguir y profundizar la evaluación de su funcionamiento, con el objeto de ubicar las acciones que faciliten el desarrollo de sus líneas de investigación.
Todas estas grandes tareas implican que los procesos de planeación deben continuar desarrollándose a partir de las opiniones y prioridades de los profesores. A través de procesos de planeación transparentes, que sean capaces de convencer a la comunidad de sus alcances ,se podrá incrementar la participación de los profesores y un mayor compromiso con los objetivos institucionales. También, de esta forma, se podrá lograr una mejor asignación de los recursos. Esto es especialmente necesario en un contexto de incertidumbre, como el que vivimos en la actualidad, en el que se debe redoblar la disciplina presupuestal y cuidar rigurosamente el uso de los recursos.