7. CONSIDERACIONES FINALES:
Hemos hecho rápida mención de las actividades realizadas en la
Unidad Azcapotzalco el pasado año de 1978, destacando las más
relevantes. Deseo ahora, expresar algunas reflexiones derivadas tanto de su
análisis, como del examen de nuestra diaria labor.
La experiencia obtenida en el proceso de elaboración y aprobación
de planes y programas de estudio de las licenciaturas, es un valioso antecedente
que, unido a una más amplia visión de la organización académica,
nos permitirá lograr un alto nivel en los estudios de posgrado.
Sin embargo debemos tener en cuenta la necesidad de mantener un equilibrio
entre la continua renovación de los planes y programas, fruto de una
constante evaluación, y la conveniencia de conservar una sólida
estructura en función de objetivos permanentes.
En cuanto a la investigación, es urgente ya la definición de programas
divisionales que orienten el trabajo individual de los profesores y eviten caer
en proyectos dispersos y desvinculados de los intereses de la Universidad.
No debemos olvidar por otra parte, que para un mejor aprovechamiento de los recursos humanos y materiales, la tarea cotidiana de la Universidad se realiza de acuerdo a un modelo de desarrollo por el que ha optado la comunidad, a través de los órganos e instancias competentes. Si al poner en práctica tal opción, la experiencia nos llevara a considerar más viable otro camino, debemos reflexionar sobre la oportunidad de rectificar el modelo, conscientes de las consecuencias que esto implica.
Por último, creo que es importante no caer en el mito del crecimiento cuantitativo, y dedicar paralelamente nuestros esfuerzos al logro de mejoras cualitativas en todos los aspectos de la vida universitaria.