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INTRODUCCIÓN
La Legislación Universitaria establece el principio por el cual los órganos personales de la Institución deben informar sobre los asuntos relativos a sus cargos. De acuerdo con ese principio, presento ante este Órgano Colegiado y ante la comunidad universitaria de la Unidad Iztapalapa, el informe de actividades correspondiente al período de 1999 – 2000. Por su carácter institucional, en el Informe del Rector de la Unidad intento resumir en un espacio relativamente corto, los logros que durante esos dos años tuvo nuestra comunidad universitaria destacando prioritariamente aquellos aspectos relacionados con las competencias y obligaciones que como órgano personal tengo. Desde luego este documento también pretende hacer ver con el mismo realismo aquellos aspectos en donde, en mi opinión, los avance s fueron marginales e incluso puntos en donde simplemente no los hubo.
Las decisiones de la Institución, su planta académica, sus estudiantes, sus trabajadores administrativos y de apoyo, su vida académica, su infraestructura y su vinculación con la sociedad, son los temas centrales de este informe. Tengo la firme confianza de que nuestra comunidad reconocerá en él los frutos de sus esfuerzos, que han sido muchos y muy notables, pero también todo lo que nos falta por hacer. Como resultado de esos avances, nuestra Unidad ha tenido transformaciones importantes y estoy seguro de que se encuentra ahora más capacitada para cumplir con las tareas que la sociedad mexicana le ha encomendado.
Todos vemos con gusto que durante el período comprendido en este informe, la vida política de nuestro país ha tenido avances muy importantes. Sin duda las instituciones públicas de educación superior han participado en forma muy destacada en el proceso general de democratización que hemos vivido. Sin embargo, es bastante claro que ese proceso está aun inmaduro y que nos encontramos en una etapa de transición que durará todavía muchos años más. Por lo mismo, nuestro país y sus universidades públicas siguen viviendo días de gran complejidad y se ven seriamente afectadas por el conjunto de circunstancias e inestabilidades en las que se encuentran inmersas.
A pesar de las dificultades, nuestra Unidad Iztapalapa ha contribuido en forma muy destacada con los avances de la Universidad Autónoma Metropolitana. Sus cuerpos académicos han consolidado su habilitación. Muchos de nuestros profesores han tenido logros importantes en sus investigaciones y ahora son objeto del reconocimiento de sus pares académicos, tanto nacionales como internacionales. El llamado a reflexionar sobre nuestras labores docentes, ha hecho por el Rector General hace dos años, está empezando a generar una corriente de renovación en las formas y costumbres de impartir nuestras labores educativas. La discusión sobre las propuestas Políticas Generales y Operacionales de Docencia generó un interés muy amplio en la Unidad Iztapalapa y varios de los miembros de este Consejo Académico tuvieron un papel destacado en la comisión del colegio Académico que las elaboró. Para enriquecer nuestra oferta educativa hemos hecho modificaciones importantes a muchos de nuestros planes de estudio de licenciatura. Tenemos nuevos planes de estudio que nos permiten ofrecer un sistema de postgrado muy completo y de gran calidad. La División de CSH ha avanzado en la impartición de varios de sus programas de postgrado en instituciones públicas de educación superior de los estados.
La vinculación con la sociedad ha mostrado una tendencia creciente. Consecuentemente, los ingresos económicos por los vínculos de la comunidad universitaria con sectores externos son mayores, más variados y lo que es más importante, muchos de nuestros alumnos participan en esos esfuerzos de vinculación y reciben una educación más abierta, actual y acorde con las necesidades sociales.
Las dificultades presupuestales son causa de fuerte preocupación. Como consecuencia de un largo período de crecimiento de la Unidad en el que las necesidades han venido sobrepasando muy significativamente a los ingresos provenientes del subsidio federal, muchos de los requerimientos de mantenimiento de la infraestructura han quedado rezagados. De continuar así, afectaríamos muy seriamente las actividades sustantivas de la Universidad. La infraestructura deteriorada, con fallas constantes en su funcionamiento, dejaría de apoyar adecuadamente el desarrollo docente, de investigación y de preservación y difusión de la cultura. Además, la comunidad universitaria ha manifestado sistemáticamente su preocupación pro varios aspectos importantes de su seguridad en caso de siniestros. Estas preocupaciones, que son generalizadas, motivaron un acuerdo de gran importancia en nuestra Unidad para la elaboración de los presupuestos de operación y de inversión de los años 2000 y 2001. el acuerdo consistió en dedicar partes sustanciales de las prioridades presupuestales para crear el Programa de Mantenimiento y Seguridad de la Unidad. Para el presupuesto del año 2000, se decidió que el 30% de la segunda prioridad presupuestal y el 100% de la tercera prioridad se orientasen a mejorar y mantener nuestra infraestructura. Las limitaciones presupuestales de ese año nos impidieron tener recursos para la tercera prioridad y redujeron el monto de ese programa a lo disponible en segunda prioridad. No obstante, el programa fue iniciado con éxito, lo que ha motivado que se haya logrado un acuerdo similar para el año 2001, en el que una parte importante de los recursos presupuestales (5.8% de la primera prioridad, el 30% de la segunda y el 50% de la tercera) se dedicaran a fortalecer el programa. Estoy seguro de que después de varios años de apoyo consistente, podremos ver diferencias favorables muy notables en el funcionamiento de la infraestructura de la Unidad y en la seguridad de nuestras instalaciones. Otro aspecto fundamental para la realización más plena de nuestra misión como universidad es el de nuestro sentido de comunidad. La visión humanista de que la Universidad como comunidad nos apoya y nos sostiene es, en mi opinión, muy importante para que todos apreciemos sus valores y nos sumemos a su proyecto. Hay muchos elementos de nuestro quehacer cotidiano que se ven apoyados si reforzamos nuestro sentido de convivencia. Es en esta dirección que hemos creado varios programas de apoyo más general, entre los que se encuentran el Programa Integral de Calidad y Bienestar (PICABI) y el Programa de Educación Sexual. Otros que ayudan a que la comunidad universitaria se sienta más segura, al acudir o retirarse de las instalaciones universitarias, como son el Programa Taxi Seguro y el Programa Combi Segura.
El personal administrativo y el de apoyo son de suma importancia para el cumplimiento de las funciones sustantivas de la Universidad. La complejidad y diversidad de las actividades que se tienen diariamente en la Institución requieren de un personal capacitado y de un personal capacitado y de una organización del trabajo adecuada para responder con prontitud y eficacia a las demandas de servicio por parte de la comunidad. Este es un ámbito en el que tendremos que trabajar incansablemente. Esta administración ha buscado establecer paulatinamente, un mejor nivel de comunicación con el sector administrativo y de apoyo. Se ha tratado también, dentro de las limitaciones existentes, de mejorar su infraestructura. Se ha continuado con los programas de capacitación para el personal administrativo de confianza y el personal de base, que ya habían venido operando.
Así, nuestra joven Universidad, a más de XXVI años de su fundación, mantiene su compromiso social cumpliendo con calidad sus funciones de docencia, investigación y 0preservación y difusión de la cultura.
Como es ya costumbre, este informe está acompañado por un documento más extenso, el Anexo Estadístico, que aporta datos cuantitativos sobre la situación de la Unidad Iztapalapa. Espero que ambos ayuden al análisis y a la planeación necesaria para encontrar los mejores caminos para nuestra Institución.
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