<Página anterior - Índice - Página siguiente>

c) Relaciones Laborales

En el primer semestre de 1995 la Institución fue objeto de dos emplazamientos a huelga para la revisión del Tabulador de salarios de los trabajadores académicos y administrativos, por parte del Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM. En ambos casos, se lograron acuerdos en un clima de respeto, que impidieron llegar al estallamiento de la huelga y la consiguiente paralización de las labores académicas de la comunidad universitaria.

El 30 de noviembre de 1995, el Sindicato presentó ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje la solicitud de revisión del Contrato Colectivo de Trabajo y de incremento salarial a los tabuladores. La Universidad recibió la notificación y documentos correspondientes el 1ero. de diciembre y respondió en tiempo y forma el mismo día. A partir de la instalación de la Comisión Negociadora, el 5 de enero de 1996, la Universidad y el Sindicato se reunieron en 15 ocasiones antes del estallamiento de la huelga el 1ero. de febrero de 1996. Durante la huelga se llevaron a cabo 22 reuniones de avenencia.

La huelga estalló, entre otras cosas, por la pretensión del Sindicato de lograr un incremento salarial y del monto de las prestaciones fuera del alcance y capacidad financiera de la Institución y por buscar la incorporación al Contrato Colectivo de Trabajo de ciertas materias que por ley le corresponden a la Universidad.

La huelga es un derecho de los trabajadores que los universitarios debemos respetar. Sin embargo, la huelga es la peor de las eventualidades para la Universidad, pues se cierran las puertas de sus espacios de reflexión, se suspenden los procesos formativos de los estudiantes, se interrumpen nuestras actividades de investigación y difusión de la cultura y se cancela momentáneamente la compleja red de relaciones que vinculan a la Institución con la sociedad.

Frente a la huelga, la Universidad siempre responde de acuerdo con las reglas establecidas por la legislación nacional, busca que se respete la normatividad aplicable y mantiene con serenidad una postura de defensa de los intereses del conjunto de la Institución.

Durante el conflicto laboral hubo que mantener y proteger varios aspectos sustantivos de nuestro proyecto universitario. Fue necesario amparar la viabilidad financiera de la Institución y las facultades otorgadas a nuestros órganos colegiados por la Ley Orgánica, el artículo tercero constitucional y nuestra propia legislación universitaria. Se hizo primordial deslindar con claridad el campo de acción laboral y los límites de la actuación de la representación de la Universidad. En este último aspecto, se pretendió situar en el centro de la negociación bilateral algunos contenidos y alcances de nuestra vida colegiada, así como las atribuciones académicas y administrativas que corresponden exclusivamente a la Universidad.

Por otra parte, algunas peticiones del Sindicato constituían claras contravenciones a disposiciones legales, a lo que la Institución se negó a acceder. Por ejemplo, la que se cometería a la Ley del ISSSTE en el caso de la solicitud planteada en el sentido de otorgar en el último año de labores de un trabajador próximo a jubilarse un salario más alto, para beneficiarlo en el monto de su jubilación y que representaba, además, violentar los procedimientos de ascenso escalafonario para determinados trabajadores.

Frente a las peticiones de modificación al Contrato Colectivo de Trabajo que invadían la facultad de administración de la Institución que también, por ley, corresponde a la misma, la Universidad planteó que la aceptación de las peticiones incluidas en este grupo paralizarían prácticamente el funcionamiento de la Universidad. Si obtener un acuerdo sobre la modificación del perfil de una plaza o del horario de una vacante puede llevar años, acordar el presupuesto con el Sindicato requerirla, además de la renuncia de la Universidad a sus facultades de administración, periodos impensables para lograr un acuerdo que de no obtenerse imposibilitaría la continuidad de la mayoría de las actividades académico-administrativas de la Universidad, afectando la planeación realizada por los órganos personales y colegiados.

Para atender las modificaciones al Contrato Colectivo de Trabajo, en cuanto a prestaciones de carácter económico y social, así como al incremento del Tabulador de Salarios del Personal Académico y Administrativo, la Universidad después de un complejo proceso de análisis y gestión institucional presentó una propuesta integrada por los siguientes elementos: a) Regularización de los tabuladores académico y administrativo que representaba, en promedio, un incremento del 2% sobre el tabulador vigente al 31 de enero de 1995; b) Un incremento del 16% a la base salarial de los tabuladores regularizados del personal académico y administrativo y la actualización del monto mensual del reconocimiento al trabajo universitario, y c) Incremento en el monto de 16 diferentes prestaciones que se otorgan al personal de la Universidad.

En este paquete se buscó otorgar el mayor incremento posible en el monto de aquellas prestaciones que el trabajador recibe en efectivo, como parte de sus ingresos mensuales en forma de cuota fija. En su conjunto, el paquete de prestaciones representaba un monto del orden del 6%.

La Universidad reiteró en diversas reuniones de negociación, antes y después del estallamiento de la huelga, que no se encontraba en posibilidades de ofrecer un incremento al paquete económico presentado al Sindicato el día 26 de enero. Es importante señalar que las demandas de homologación de los salarios de los trabajadores universitarios ha sido una constante en el ámbito de las Instituciones de Educación Superior, durante los últimos 10 años y ha traído como consecuencia la construcción de un tabulador nacional implícito, que determina la política de asignación de recursos para las remuneraciones de los trabajadores académicos y administrativos, situación que constituye una limitante para elaborar las ofertas salariales en forma particular por parte de cada una de las Instituciones.

No podemos soslayar el hecho de que la huelga tuvo importantes costos para el prestigio de la Institución: afectó su imagen ante la opinión pública nacional, impidió la buena marcha de los proyectos y compromisos académicos, trastornó el calendario escolar y la planeación académica institucional, impidió la impartición de cursos y diplomados de las tres Unidades y la continuación de las obras en proceso, y generó en la vida universitaria tensiones que, afortunadamente, se han ido superando gracias a la voluntad y compromiso de todos los miembros de la comunidad.

Es necesario afirmar que la comunidad universitaria ha defendido, como en otras ocasiones en que la Institución ha enfrentado conflictos laborales, un legado institucional construido a lo largo de muchos años de esfuerzo colectivo. En este legado se encuentran: la viabilidad financiera de la Institución;,las atribuciones de los órganos colegiados; la naturaleza académica de los procesos de evaluación del trabajo universitario; la separación en el tratamiento de lo académico y lo laboral; los mecanismos de diferenciación que caracterizan el distinto reconocimiento del trabajo académico a partir de la evaluación de la calidad de sus resultados, y los mecanismos de participación y decisión colectiva que definen la planeación académica. Son éstos, en su conjunto, aspectos sustantivos de la manera como en la UAM vivimos la Universidad. La defensa activa del legado institucional ha fortalecido el proyecto académico de nuestra Casa de Estudios.

Durante la coyuntura del conflicto laboral se expresaron diversas problemáticas de la vida universitaria. Es necesario observar que una huelga no ofrece las condiciones adecuadas para que la comunidad universitaria discuta sus problemas y encuentre las soluciones más apropiadas. El debate racional y sereno en tomo de las cuestiones de la Universidad ha de darse en una situación de funcionamiento normal y en los espacios institucionales adecuados. Es necesario que los problemas sean identificados y atendidos en las instancias correspondientes y cuando la comunidad cuenta con las condiciones para alcanzar consensos que se traduzcan en soluciones eficaces para los problemas.

Pretender solucionar diversos aspectos de la problemática institucional durante una huelga implica negar a la comunidad universitaria -profesores, estudiantes y trabajadores- las condiciones para participar efectivamente en la definición del desarrollo de la Universidad. La Universidad se construye en la acción cotidiana de la comunidad y por lo tanto, no es razonable pretender resolver los problemas fuera del marco en donde se realiza la vida universitaria.

Ciertamente algunas de las cuestiones que surgieron durante la huelga deben ser atendidas por los órganos colegiados de la Universidad. Es responsabilidad de quienes presidimos y formamos parte de estas instancias, vigilar que los problemas reciban solución en un marco donde el debate y la difusión universitaria estén garantizados.

Es necesario seguir privilegiando el debate colegiado, donde el conjunto de las decisiones colectivas han perfilado y han dado contenido a un proceso de desarrollo académico que está orientado al fortalecimiento de la calidad del trabajo de docencia, investigación y preservación y difusión de la cultura.

En este sentido, es responsabilidad de los órganos personales y colegiados garantizar, bajo un estricto marco de respeto, el derecho de los estudiantes, profesores y trabajadores de participar y debatir en todos los ámbitos de la vida universitaria. Es el diálogo y la discusión razonada la vía que ha servido a nuestra Institución para organizar los consensos que nos han permitido construir la Universidad.

Pero fundamentalmente es su responsabilidad salvaguardar la Universidad como entidad académica de servicio a la sociedad con los más altos niveles de calidad, preservar su patrimonio, mantener la vigencia de su legislación, consolidar la viabilidad de sus actividades sustantivas y promover condiciones que aseguren el más sano desarrollo de la Institución.

Es cada vez más claro que las decisiones colectivas de la comunidad universitaria se han orientado por un proyecto académico, caracterizado por la diferenciación en el reconocimiento de la calidad del trabajo, por la evaluación constante como sustento de los procesos de mejoramiento, por la tolerancia entre las diversas formas y disciplinas académicas, por el debate y la discusión racional como mecanismo para la organización del desarrollo académico. Con ello, se ha conformado un patrimonio colectivo donde convergen los esfuerzos y el trabajo de una gran parte de los profesores, estudiantes y trabajadores de la Universidad.

En la medida en que un mayor número de miembros de la comunidad universitaria participa en la toma de decisiones y se compromete con el mejoramiento de la calidad de las tareas sustantivas de la Institución, se ha logrado un mejoramiento sustantivo de nuestra vida académica. El trabajo que realiza nuestro personal académico y administrativo y el de nuestros alumnos en las aulas, talleres y laboratorios, es cada vez más reconocido por la sociedad y los egresados de la UAM juegan un papel cada vez más significativo en los diversos campos científicos y profesionales.

Es cierto que faltan cosas por hacer para consolidar plenamente a la UAM como una Institución de vanguardia en la educación superior, con una vida académica más activa, con mayor capacidad para promover y formar a los estudiantes, con un mejor modelo de carrera académica que sirva a la promoción constante del desarrollo de los profesores. Para ello es fundamental profundizar en las tareas de planeación y lograr una mayor participación de la comunidad.

Estoy convencido de que una parte de los problemas que afloraron durante el pasado conflicto laboral pueden y deben ser atendidos mediante una mejor y más participativa planeación institucional. En la tradición que hemos construido en nuestra Universidad, los instrumentos fundamentales para la solución de los problemas son la planeación participativa y el debate colegiado. Es mediante estas vías como lograremos avanzar en el efectivo desarrollo de la Institución.

En los últimos años se ha hecho un esfuerzo institucional muy significativo por avanzar en el proceso de fortalecer la planeación académica de la Universidad, con la convicción de que así se fortalece en forma efectiva la autonomía de la Institución. En esta dirección el Colegio Académico estableció hace algún tiempo los reglamentos de Planeación y Presupuesto, como los marcos orientadores para realizar estas actividades en los diferentes espacios de la Universidad.

A partir de entonces, es creciente el número de profesores que participan tanto en la definición de los proyectos académicos que se han de emprender, como en la forma en que deben organizarse las áreas de investigación y los departamentos, así como en la definición de las líneas y proyectos de investigación que se han de cultivar, fijando a su vez en forma razonada las prioridades para el desarrollo de sus actividades.

Ahí donde se realiza una permanente planeación con una efectiva participación de los académicos en la definición del rumbo institucional, ahí donde se discuten colectivamente las prioridades académicas, es donde estamos encontrando soluciones efectivas a los problemas de la Universidad. Es en tales espacios de la Institución donde podemos observar una mayor fuerza de calidad del trabajo académico; es en tales espacios donde también se comparten los objetivos y metas de nuestra Casa de Estudios.

La discusión académica seria y responsable es una condición necesaria para una adecuada organización de las actividades y de la asignación de los recursos. De otra forma, la asignación igualitaria y homogénea, que no reconoce necesidades específicas y procesos de maduración y desarrollo de las tareas académicas, no sólo resulta un mecanismo sin racionalidad académica, sino constituye un obstáculo para generar proyectos de apoyo y promoción para los grupos de trabajo, cuerpos académicos y áreas de investigación en proceso de consolidación y para ofrecer los recursos necesarios que los grupos más consolidados requieren para la realización de sus actividades.

Ciertamente, la huelga también puso en relieve que no en todos los espacios de la Universidad se hace un esfuerzo igual por formular una efectiva planeación académica. Por ello es necesario realizar un mayor esfuerzo y lograr una más amplia participación de todos los miembros de la comunidad en esta importante tarea. Es necesario que los órganos colegiados y personales, en uso de sus atribuciones, den efectivo cumplimiento a lo establecido en los reglamentos de planeación y de presupuestación aprobados por este Colegio Académico.

Ante los resultados de la huelga ha sido necesario realizar un amplio esfuerzo institucional para acelerar la revitalización de las actividades académicas. Se ha hecho un esfuerzo importante para poner al día las actividades que resultaron afectadas y en especial concentrar nuestras labores en superar impactos negativos que han sufrido la planeación académica de las áreas, los departamentos y las divisiones. Para contribuir con estos objetivos, se diseñó un programa de reactivación de las actividades programadas al inicio del año y así recuperar el ritmo de ejecución de las acciones que no se pudieron poner en operación debido a la huelga.

En este sentido se establecieron nuevas rutas críticas en el programa de construcciones que se vio severamente afectado, para que se alcancen las metas establecidas en los tiempos propuestos. En la ejecución del programa de construcciones se ha dado prioridad a las instalaciones que tienen mayor impacto en las actividades de docencia e investigación. Con estas medidas vamos a poner en operación antes del inicio del siguiente trimestre el edificio de aulas y laboratorios de docencia número 74 de la Unidad Xochimilco y los anexos de las divisiones de CBI y CBS de la Unidad Iztapalapa, también dedicados en su mayor parte para la realización de las actividades docentes.

Asimismo, se trabaja en forma acelerada para concluir la construcción del edificio de Cómputo y Sistemas Escolares de la Unidad Azcapotzalco y las obras de mantenimiento y reforzamiento estructural que actualmente se llevan a cabo en los edificios de aulas de las Unidades Azcapotzalco e Iztapalapa. Iniciaremos también, en las próximas semanas, la construcción del edificio de los talleres de la división de CAD Xochimilco que quedó interrumpida y a la brevedad posible, la construcción de un nuevo edificio para la división de CBS de la misma Unidad, con lo cual avanzaremos en el cumplimiento de la meta que nos propusimos al inicio de la presente administración de sustituir casi en su totalidad las instalaciones provisionales de esa Unidad y así ofrecer condiciones más apropiadas para el trabajo académico de sus profesores y alumnos.

En las Unidades Azcapotzalco e Iztapalapa se pondrán en marcha en los próximos meses las obras programadas con anterioridad para la ampliación de los edificios H. Con todo lo anterior se logrará mejorar en forma significativa la infraestructura académica de las tres Unidades.

En materia de Biblioteca se están instrumentando las estrategias para acelerar los procesos de automatización y adquisición de materiales documentales que fueron interrumpidos. Se redoblarán esfuerzos para lograr la meta programada al inicio del año de adquirir sesenta mil volúmenes en el conjunto de las tres Bibliotecas y ponerlos al servicio de la comunidad. Seguimos empeñados en que nuestras Bibliotecas cuenten con un acervo de, al menos, 800,000 volúmenes al finalizar la actual gestión.

Se han acelerado los procesos previstos para poner en operación la infraestructura de videoconferencias recientemente adquirida, con la cual nuestra comunidad tendrá nuevos medios de apoyo para el desarrollo de sus actividades. Del mismo modo, se agilizarán los programas orientados a mejorar y ampliar la infraestructura de apoyo en nuestros centros de cómputo estudiantil y de lenguas extranjeras en cada una de las tres Unidades.

También, se fortalecerá el programa que hemos diseñado para la modernización del equipamiento de los laboratorios y talleres de docencia. Con todo ello se busca ofrecer a nuestros estudiantes los elementos que permitan alcanzar una formación de mayor calidad, de modo que su desempeño profesional corresponda con las necesidades de una sociedad globalizada.

Con el propósito de impulsar y apoyar la planeación de la Universidad, se emitieron durante el mes de Marzo de 1996 dos acuerdos del Rector General, previamente consultados con los Rectores y Directores, orientados a promover estancias de investigación en periodo o año sabático del personal académico de carrera y la aplicación de las políticas operacionales recientemente aprobadas por el Colegio Académico en relación con el fomento a las áreas de investigación. Con esta acción se busca promover que las diversas instancias de la Universidad conjunten esfuerzos para el desarrollo y fortalecimiento de los procesos de planeación institucional y de consolidación de los cuerpos académicos.

Como he venido señalando desde hace varios años, la estructura de las relaciones laborales ya no corresponde con las necesidades de la comunidad universitaria y de los trabajadores de la Universidad. Es necesario encontrar nuevas fórmulas de organización de las relaciones de trabajo que permitan un mejoramiento efectivo de la calidad de vida de los trabajadores, al tiempo que se alcance una mayor eficacia en los servicios que presta la Institución al conjunto de la comunidad.

Es importante reconocer que la actual estructura de servicios de apoyo que presta la administración ya no responde a las necesidades del trabajo académico que desarrollan nuestros profesores y alumnos. Por consiguiente, resulta imprescindible diseñar nuevas estructuras de organización que sean soportes eficientes y eficaces para el desarrollo de las actividades sustantivas.

En estos aspectos, la actual administración, desde el principio de su gestión, ha venido presentando alternativas al sindicato para avanzar en la conformación de acuerdos significativos que permitan a la Universidad realizar, con mayor calidad, los objetivos que marca la Ley Orgánica. Este ha sido un difícil proceso en que no se han alcanzado avances significativos.

Para la Universidad, atender la problemática de los bajos ingresos de los trabajadores administrativos, es un ejercicio que va más allá de las coyunturas críticas. Es por ello que refrendamos nuestra propuesta para formar una comisión bilateral que discuta y analice alternativas para mejorar los ingresos de los trabajadores a partir de la capacitación y superación personal, y de mecanismos de reconocimiento al compromiso y dedicación al trabajo universitario. Estos instrumentos han de servir para mejorar significativamente la calidad de los servicios de apoyo a las labores académicas y generar mejores condiciones, para el desarrollo de la Institución.

Estamos convencidos de que en esta etapa de la Universidad, el Sindicato tiene un papel que cumplir para garantizar la viabilidad y el desarrollo de la Institución. Entre otros aspectos, resulta importante el acuerdo de las partes para el establecimiento de programas que permitan mejorar el ingreso de los trabajadores administrativos bajo criterios de desempeño en el trabajo. En las actuales condiciones económicas, este tipo de programas resultan ser los más viables para construir un verdadero y efectivo programa de recuperación salarial de este grupo de trabajadores universitarios.

<Página anterior - Índice - Página siguiente>