Introducción
En nuestra legislación la tarea de informar constituye una de las responsabilidades específicas de los órganos personales de la Universidad. Esta obligación resulta crucial, pues tiene por objetivo ofrecer a la comunidad universitaria los elementos necesarios para conocer la situación general de la Institución, de forma que esté en condiciones para participar en su desarrollo, en un efectivo ejercicio de la autonomía.
En la Universidad, información y conocimiento constituyen un núcleo indivisible. Conformamos una Institución que está al servicio del conocimiento, a su generación, transmisión, divulgación y preservación. Ciertamente el conocimiento que se cultiva en la Universidad tiene características definidas, responde a una epistemología que está fundada en la razón en la crítica, tiene sus referentes en los fenómenos del mundo y se nutre de la indagación cuidadosa y sistemática. Ahí no hay lugar para los prejuicio, el fanatismo o la intolerancia, es el diálogo racional y sustentado el que organiza su labor. En este sentido la información adquiere una dimensión estratégica y eminente, su calidad y veracidad, es por ello fundamental.
Mejorar la calidad de la información que se presenta a la comunidad ha sido un trabajo continuo desde la fundación de la Institución. Ello ha tenido como resultado la organización de sistemas institucionales de información que hoy en materia de gasto y presupuesto, permiten mantener un control, día a día, general y transparente del ejercicio de los recursos. En otro ámbito el sistema de información escolar, uno de los más antiguos de la Institución se mantiene renovado y es una fuente de la mayor utilidad donde la comunidad universitaria tiene la posibilidad de observar el desarrollo de las actividades docentes actuales y a lo largo de la historia Institución.
Tareas similares están en marcha en otros ámbitos, tales como el inventario del patrimonio universitario que ha tenido adelantos importantes. Ciertamente, será necesario realizar esfuerzos aún mayores para consolidar un sistema integral de información, pero la labor está en marcha y a lo largo de los próximos años habremos de observar mayores avances.
En la información adecuada y pertinente reposa la capacidad de nuestra Universidad para realizar sus procesos de planeación y sustentar de forma responsable el desarrollo futuro de la Institución. Por ello, es necesario sujetar la información a un proceso riguroso de análisis, que permita efectivo control sobre su sentido y alcance.
En la Universidad, estamos en condiciones para hacer un uso mejor de la información disponible, lo que nos debe permitir reflexionar sobre las necesidades institucionales y las condiciones en que se realizan nuestras actividades académicas. De modo que ampliemos nuestra capacidad para participar de forma responsable en la definición del rumbo de la Institución. Ello será la mejor expresión de la autonomía universitaria.
En este sentido, la información tiene la mayor importancia, pues sirve de elemento de orientación para una participación efectiva en el hacerse de la Universidad. Participación informada que sirve al comportamiento político razonado y tolerante que debe caracterizar la vida universitaria.
La Universidad está fundada en el ideal ilustrado de que el conocimiento es superior a la ignorancia y que su valor ha de prevalecer sobre los prejuicios y el fanatismo. Estos mismos principios han de servir de guía para enriquecer nuestra vida universitaria, pues el conocimiento no implica uniformidad, representa el sustento del diálogo razonado y tolerante, de la crítica y de la construcción de alternativas.
En este sentido, el informe que hoy se presenta al Colegio Académico, expresa la visión del Rector General sobre el estado que guardan los asuntos de la Universidad. Este informe propone una perspectiva, que está abierta a la crítica, pero que, sobre todo, se sitúa de forma responsable y comprometida ante los problemas y desafíos de la institución.