<Página anterior - Indice>

VII. Fortaleza de la Universidad

Durante el año pasado y, en especial en el informe del Rector General, advertíamos la necesidad de que la Universidad se preparara para enfrentar los nuevos retos que se vislumbraban en el futuro.

Hoy es fundamental que la Universidad se afirme en su misión original de servir a la sociedad y promueva una visión humana del mundo, de respeto a la dignidad y a los valores del hombre. Esta es una tarea fundamental en un horizonte que parece dominado por las coordenadas de una lógica de dominación, subordinación y deshumanización como reglas de la convivencia social en todos los niveles de la vida colectiva.

En este contexto, el objetivo sustantivo de promover y preservar la cultura, tiene especial actualidad y resulta un espacio de convergencia para la docencia y la investigación. En el desarrollo de estas tareas, al proyectarse a la sociedad, estamos obligados a promover la tolerancia, la convivencia civilizada y los valores de la vida y del bienestar del hombre.

En el México de hoy, más que nunca, parece ser importante la idea de defender la vigencia de los valores básicos de nuestra cultura ante los procesos que parecen avasalladores de fragmentación social, empobrecimiento de las relaciones colectivas y violencia, que aparecen como los resultados irrevocables del subdesarrollo y la pobreza. La Universidad ha de ser un dique capaz de ofrecer a la sociedad alternativas para reconocer nuevos proyectos de desarrollo y fincar un destino común en coordenadas de justicia e igualdad. Tal es la oferta que la educación y la ciencia postulan en el horizonte ilustrado al que pertenece la Universidad. Estoy convencido que con el cultivo, la generación, la transmisión y la difusión del conocimiento, podemos contribuir para ensanchar las posibilidades de vida y dignidad del hombre y extender los horizontes de lo humano.

Contra estos propósitos se podrá argumentar la pequeñez de la Universidad frente a la magnitud de los problemas. Pero no siempre lo más fuerte y lo más grande prevalece, son los trabajos continuados, las pequeñas aportaciones al conocimiento y a la cultura las que en el tiempo largo construyen realidades nuevas. El propósito es que los esfuerzos de la Universidad se sitúen en el espacio de las alternativas, de la imaginación, donde las tareas cotidianas de la vida académica orientadas a promover los valores del hombre generen posibilidades de futuro. Tengamos confianza en el peso específico que la Universidad tiene en la sociedad, su importancia, influencia y capacidad transformadora, que hacen posible que la Universidad sea elemento constructivo de renovadas formas de convivencia en un mundo donde coexistan la justicia y la libertad.

Éstas son las razones que obligan a cuidar y mejorar las tareas de la Universidad. Es por estos motivos que es necesario que participemos todos en el fortalecimiento de nuestra Institución, que afrontemos sus retos y ampliemos su capacidad para responder a la sociedad.

<Página anterior - Indice>