RECTOR DE LA UNIDAD IZTAPALAPA
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Dr. Luis Mier y Terán Casanueva
(4 de febrero de 1998 - 30
de noviembre 2001)
Discurso pronunciado en su toma de posesión.
Honorables miembros de la Junta Directiva de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Distinguidos miembros del Patronato Universitario.
Sr. Rector General, Dr. José Luis Gázquez Mateos
Distinguidos invitados.
Compañeros universitarios.Es mi deseo dedicar mis primeras palabras en esta ceremonia para hacer un reconocimiento a los universitarios que participaron conmigo en el proceso de designación del Rector de la Unidad Iztapalapa. Nuestra universidad encierra una gran sabiduría en su legislación al establecer formas muy diversas de participación en sus distintos procesos. El de designación del Rector de la Unidad, que terminó recientemente, permitió a todos los que en él participamos recibir, con una gran intensidad, los consejos, anhelos y preocupaciones de nuestra comunidad universitaria. A través de una amplia discusión con esa comunidad, el proceso también trajo consigo las ideas de los distinguidos universitarios que como candidatos me acompañaron en él. Tomo hoy el compromiso de luchar junto con ellos por la realización del avance que todos deseamos para nuestra universidad.
La Unidad Iztapalapa nació dentro de un área pobre y desprovista de servicios. Rodeada de un ambiente social de ignorancia y de altos índices de delincuencia fue pensada por sus fundadores como un polo de desarrollo para la comunidad de esta zona de la ciudad. Hoy, 23 años después, al examinar sus logros podemos ver ya el impacto que ésta ha tenido sobre sus alrededores más cercanos y también fuera de ellos. Podemos ver cómo ha venido convirtiéndose en un espacio que esa comunidad de vecinos reconoce ahora como su universidad y cómo el trabajo colectivo diario ha labrado, poco a poco, sus propias tradiciones. Conocemos bien el valor que tienen las tradiciones académicas en un lugar así, lo difícil que es formarlas y lo importante que es fortalecerlas y preservarlas.
En el camino recorrido desde que Don Alonso Fernández guió a esta Unidad para que diera sus primeros pasos, un sinnúmero de personas contribuyeron con su trabajo y su inteligencia para hacerla llegar al sitio privilegiado en que hoy se encuentra. Todas esas personas seguramente vieron el valor del modelo de educación superior que nuestra universidad tiene como proyecto. En forma especial debo hoy mencionar a los distinguidos académicos que me precedieron como rectores y cuyas figuras crecen ante nuestros ojos.
Hoy, esta joven universidad orienta su rostro hacia el futuro con grandes esperanzas. La Unidad Iztapalapa, parte de ella, junto con ella, está iniciando una nueva etapa de su vida. Una etapa que nos llevará a un nuevo milenio y con él a nuevos desafíos. Como universidad pública, habremos de enfrentarlos con la conciencia clara de nuestro compromiso con la sociedad mexicana, a la que nos debemos. Ciertamente los tiempos son difíciles, por ello es más importante aún que nuestra institución ayude a esa sociedad a conducirse hacia tiempos de mayor justicia y paz. Para ello deberemos proyectar al diálogo y a la tolerancia, principios básicos de nuestra convivencia universitaria, hacia el resto de la sociedad. También deberemos cumplir cabalmente con los propósitos fundamentales o funciones sustantivas, establecidas en nuestra Ley Orgánica:
• Formar profesionales con niveles de excelencia y una visión moderna de su disciplina para responder a las necesidades de la sociedad.
• Participar en la solución de problemas nacionales mediante el desarrollo de investigación básica y aplicada en los campos de la ciencia, la tecnología y las humanidades.
• Realizar acciones encaminadas a la preservación y difusión de la cultura.Para lograr sus propósitos fundamentales, la universidad debe crear su propio clima de convivencia entre individuos de generaciones diversas. Ese clima, que es comúnmente llamado vida académica, está basado en los principios de libertad y de participación activa de sus miembros. Es en ese clima que puede darse una investigación científica y humanística que no está al servicio del poder ni de intereses egoístas y a la vez, una educación que sea formadora hasta el punto más alto de la conciencia crítica.
La educación de sus estudiantes es la actividad central de una universidad. Esta debe estar ligada a la investigación y considerar todos los aspectos de la formación integral de la persona. De este modo, es fundamental que además de dar al estudiante un conjunto sólido de conocimientos, debe dotarlo de capacidades que le permitan abrirse paso a lo largo de su vida y contribuir eficazmente al desarrollo de la sociedad mexicana en su conjunto. La originalidad, la iniciativa, la búsqueda eficiente de información, el autoaprendizaje, la capacidad de colaboración y de trabajo en grupo, la observación de los fenómenos que lo rodean -tanto los naturales como los humanos y los sociales- la experimentación y la búsqueda de teorías que le permitan dar explicaciones coherentes acerca de lo observado, la capacidad de resolver problemas y la conciencia clara de sus obligaciones con la sociedad son las principales características de lo que debe ser el perfil de nuestros egresados.
Los programas de posgrado son nodales en la consolidación de una universidad. Es allí donde se entrecruzan las tres funciones sustantivas; la docencia, la investigación y la difusión del conocimiento. Es a través de los estudiantes de posgrado que muchas de la actividades de los estudiantes del nivel de licenciatura se ven enriquecidas. Por otra parte, las labores de investigación deben estar íntimamente relacionadas con la actividad de los posgrados. Allí aparece una doble vertiente: los estudiantes de posgrado aprenden a hacer investigación bajo la dirección de profesores de alto nivel y a su vez los profesores se ven apoyados y aprenden de las experiencias de sus estudiantes de posgrado. No es concebible una universidad moderna sin estudiantes de posgrado pues quedarían incompletas las tres funciones sustantivas de la universidad. De este modo, una planta académica de profesores de alto nivel debe estar asociada a las actividades de posgrado. Los posgrados de calidad son además elementos importantes para la permanencia de los profesores en la institución.
La investigación es un vehículo para dar a nuestros estudiantes una formación sólida y actualizada. Es también una forma de inducir en ellos un espíritu crítico. Pero por otra parte, la investigación es para la universidad pública una oportunidad de vincularse con la sociedad y sus problemas. El desarrollo de la investigación de calidad no es fácil. Requiere, en primer lugar de una planta académica bien capacitada, de los espacios y equipos necesarios, y de fondos para todas las actividades asociadas a la misma. Es esencial que los productos de la investigación sean de alta calidad. Para ello es indispensable que éstos sean contrastados con los de investigadores del mismo campo a nivel nacional e internacional. En una universidad no se concibe la investigación sin estudiantes.
Mediante la difusión y la preservación de la cultura la Universidad abre una gran ventana a la sociedad. Es mi opinión, sin embargo, que de las tres funciones sustantivas, ésta es la que ha logrado un menor nivel de desarrollo y articulación en nuestra Unidad. Es muy frecuente ver que gran parte de los valores culturales de nuestra Institución son desconocidos por su propia comunidad. Es necesario realizar una campaña intensa de difusión al interior de la Unidad Iztapalapa para que esos valores sean reconocidos primero internamente. Este reconocimiento ayudará a la comunidad a revalorar su actividad de difusión y contribuirá a darle identidad. Así será más fácil difundir sus valores culturales hacia el exterior con mayor convicción y por lo tanto, con mayor solidez.
Sin duda una actividad de difusión importantísima está en la labor editorial de la Institución. Es necesario por tanto, cuidar con esmero su calidad y encontrar cauces más ágiles para la distribución de la producción editorial de la Universidad.
Por otra parte, necesitamos incrementar la actividad de los diplomados, de los cursos de actualización y de educación continua y modernizar los Centros de Documentación que ya son un enlace importante de la Unidad con la sociedad mexicana.
Lo cultural no puede quedar limitado a meras actividades de entretenimiento. Debe ser un complemento de las actividades de docencia e investigación y un elemento integrador de la vida académica.
La Unidad Iztapalapa tiene ya una actividad importantísima que está directamente vinculada con la solución de problemas que aquejan a la sociedad mexicana. Los Programas de Investigación Multidisciplinaria, el Centro Nacional de Investigación y Capacitación Ambiental, el Programa para la Eliminación del Uso del Plomo en la Alfarería Mexicana, los Programas para el Desarrollo Sustentable, el Programa de Apoyo en Mercadotecnia y la realización de una gran cantidad de convenios con otras instituciones, son claros ejemplos de esa vinculación. La actividad que se desarrolla en la Casa de las Bombas, en la Delegación Iztapalapa y el Programa Late Iztapalapa también son muestra de la vinculación con nuestro entorno más cercano.
Debemos seguir incrementando y consolidando las actividades de vinculación con la sociedad y en forma muy especial aquellas que tienen relación con su entorno más directo. Necesitamos tener un acercamiento con las instituciones públicas de educación media superior de la zona cercana para ayudarles a elevar su nivel académico. No debemos olvidar que una parte importante de los estudiantes que recibimos provienen de allí.
La vigorización de la vida académica requiere de un conjunto de elementos que nuestra comunidad universitaria necesita para tener una estancia diaria más agradable. Entre éstos se encuentra la modernización de nuestra biblioteca. Debemos crear las facilidades para que nuestros estudiantes y profesores tengan acceso a información completa, actual y precisa. Para ello es necesario mejorar y ampliar continuamente los acervos de la biblioteca -tanto en libros como en publicaciones periódicas- los centros de documentación de la Unidad y las bases de datos. Las tecnologías de acceso a la información están produciendo transformaciones muy rápidas. Es muy importante tener esas tecnologías al servicio de nuestra comunidad. Las bibliotecas tienden a convertirse cada vez más en objetos virtuales y por lo tanto, es muy importante que, sin descuidar los acervos tradicionales, nuestros estudiantes y profesores tengan acceso a fuentes de información lejanas, mucho más ricas que las existentes en la Unidad.
Una administración eficaz, eficiente y clara es una pieza esencial en el funcionamiento de la Institución. Estoy convencido de que contamos con el personal administrativo capaz de participar con alta calidad en este proceso y realizaré las acciones tendientes a que tengan también la convicción de que forman parte de una gran institución. Deben sentir que la nuestra es una organización académica al servicio del pueblo y que con su actividad y esfuerzo diario están contribuyendo a la formación de un país mejor.
Es nuestra obligación propiciar el desarrollo individual y colectivo del personal administrativo. Para ello es necesario implementar un nuevo modelo de gestión que permita la profesionalización de nuestros trabajadores administrativos para que ellos vean perspectivas claras de su propia superación. Sólo involucrándose más en la misión de la institución podrá la administración ser un apoyo más efectivo de las funciones universitarias.
A lo largo de esta exposición, he bosquejado las ideas que propuse a la comunidad de la Unidad Iztapalapa durante las últimas semanas. Corresponde ahora a todos contribuir para enriquecerlas mediante la discusión y hacerlas realidad mediante el esfuerzo. Estoy seguro de que todos juntos llevaremos a nuestra querida institución a traspasar los umbrales de un nuevo milenio pensando en la Universidad Pública que el futuro de México requiere.
Muchas gracias.