RECTOR GENERAL
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Dr. José Luis Gázquez Mateos
(1 de diciembre de 1997
- 30 de noviembre del 2001)
Discurso pronunciado en su toma de posesión.
Honorables Miembros de la Junta Directiva;
Estimado Dr. Julio Rubio Oca;
Distinguidos invitados;
Compañeras y Compañeros universitarios:
Es para mi un grato honor que esta ceremonia se realice en la Unidad Iztapalapa, que ha sido a lo largo de los últimos quince años el espacio académico en que he madurado y visto los principales frutos de mi trabajo de investigación y docencia, donde además he podido participar junto con destacados profesores en la construcción de nuestra Universidad.Quiero hacer público mi reconocimiento a la labor realizada por el eminente científico, el Dr. Julio Rubio Oca, quien, con valentía e inteligencia, a lo largo de los últimos cuatro años, ha protegido e impulsado el desarrollo académico de la Universidad Autónoma Metropolitana. Hoy contamos con un mayor reconocimiento de la sociedad a nuestras labores y con mejores condiciones para la vida académica gracias a la importante obra realizada en este tiempo.
El ejemplo de templanza y compromiso con la Universidad que nos ha legado el Dr. Rubio ha dejado una huella indeleble en la comunidad, como un referente de lo que es capaz un universitario responsable en la defensa y promoción del trabajo académico.
La Universidad ha disfrutado del talento y la entrega de importantes académicos mexicanos que han ejercido las tareas de la rectoría general. Es para mi un gran compromiso ocupar el mismo espacio de quienes han dirigido el destino de la Institución con la responsabilidad, la visión innovadora, el valor para cambiar y hacer avanzar una idea moderna de Universidad que ha caracterizado el ejercicio de la rectoría general de la UAM.
He sido honrado, por la Junta directiva de la Universidad Autónoma Metropolitana, con la designación como Rector General para la gestión que habrá de dirigir la Universidad al próximo siglo. Este es un honor que agradezco y al que habré de corresponder con mi compromiso y mi voluntad de servir a nuestra Institución.
El proceso de elección del Rector General ha sido rico y complejo. En él han participado importantes figuras de la Universidad a quienes manifiesto mi mayor reconocimiento. Espero que su inteligencia y entusiasmo siga contribuyendo a nuestra vida académica y que mi gestión se enriquezca con su experiencia y compromiso institucional.
En el presente siglo, ésta es la última ceremonia de toma de posesión de un Rector General que habrá de vivir la Universidad. Es también una nueva oportunidad para tender la mirada sobre los grandes retos y desafíos que nos aguardan en el futuro. Tenemos grandes oportunidades, no por estar ante el principio del siguiente milenio, sino porque nos encontramos frente a la posibilidad de cimentar un mejor y más brillante desarrollo de la actividad académica. Lo que realicemos los próximos años habrá de servir de sustento para el desarrollo de la Universidad en las décadas por venir. En ello será necesario asegurar la vitalidad académica de nuestra comunidad, la viabilidad de la Institución, la renovación de las actividades fundamentales y el cumplimiento de nuestras responsabilidades ante el país.
Nos encontramos a sólo 23 años de la fundación de la Universidad, que nació con la promesa compartida de conformar una vida universitaria renovada y fructífera. Hoy nos mantenemos fieles a los mismos principios, guiados por los valores y tradiciones que forjan el espíritu del quehacer académico. Desde esta plataforma habremos de señalar los caminos para la renovación de la promesa original de ofrecer al pueblo de México una universidad abierta al tiempo, capaz y sólida.
Cuando los profesores que fundaron la Universidad, reconocieron que nuestro lema habría de ser "casa abierta al tiempo" sabían que nuestra Institución, para cumplir sus objetivos y permanecer, habría de cambiar, transformarse constantemente. Pero expresaron el lema en la lengua multicentenaria de los antiguos mexicanos, para afirmar la fidelidad de la casa a las tradiciones y principios que nutren nuestra vida académica: el servicio a la nación y el amor al conocimiento.
No pienso el cambio como una necesidad en sí, el cambio es la vía para preservar los ideales de la Universidad: la convivencia de lo diverso, la primacía de la razón, la aventura del conocimiento, la crítica, la tolerancia y el debate racional. Desde la perspectiva de estos valores transitamos una historia que nos rebasa y proyecta más allá de nuestra época.
La Universidad tiene que cambiar para mantenerse fiel a sus objetivos originales y desplegar sus capacidades en nuevos contextos sociales y políticos y ante las nuevas necesidades de su comunidad académica. Conducir el cambio, promoverlo y llevarlo a buen fin, habrá de ser la tarea principal que nos ocupe en los próximos años.
Los retos que habremos de enfrentar son importantes, tanto más es nuestro compromiso y capacidad para construir alternativas que fortalezcan a la Universidad y permitan el mejoramiento de las actividades académicas.
Tenemos el reto de establecer un nuevo modelo de carrera académica, que reconozca la diversidad de las actividades que conforman la profesión universitaria. Ello tal vez no lleve a revisar el Tabulador para Ingreso y Promoción del Personal Académico y el Reglamento de Ingreso, Promoción y Permanencia del Personal Académico. Reconocer la necesidad de la reforma, ponderar su alcance y profundidad, ha de ser el resultado del debate de la comunidad y de los consensos que se construyan en los espacios colegiados que rigen nuestra vida académica. Tenemos el reto de consolidar los modelos académicos que hemos desarrollados en cada una de las divisiones y unidades que conforman la diversidad de nuestra Institución. Esto implica mantener y ampliar los programas de consolidación de las áreas; evaluar y fortalecer el programa de becas de posgrado; impulsar programas para mantener e incrementar el equipamiento para la docencia y la investigación. Pero en cada área, departamento y división tenemos que promover un intenso proceso de planeación que señale la ruta que habrá de seguir el desarrollo de las actividades académicas, renovar los objetivos y establecer metas más significativas.
Tenemos el reto de la docencia. Es imperativo fortalecerla, construir un mejor marco para su organización y administración, pero sobre todo es necesario generar espacios académicos para la reflexión docente que sirvan a la conformación de ambientes más ricos para la realización de las tareas educativas. Para ello es ineludible explorar las potencialidades de nuestro sistema departamental y hacer pleno uso de sus ventajas.
Los contextos en que se desenvuelvan nuestros alumnos han de verse enriquecidos por la exposición al conocimiento científico y humanístico, por el contacto con las más importantes manifestaciones del arte y la cultura, y por la experiencia de una vida académica plena.
Estamos ante procesos nacionales de acreditación y certificación, que nos deben servir para fortalecer y mejorar la calidad de nuestra docencia. Estos procesos nos permitirán observar, bajo nuevos parámetros, las características de nuestro desempeño. Desde una perspectiva creativa y con la experiencia acumulada por la Universidad, es importante participar en ellos y aprovechar las oportunidades que nos ofrecen.
Es necesario reconocer la docencia en la Universidad desde una óptica más flexible que permita a nuestros estudiantes disfrutar y aprovechar efectivamente la experiencia y capacidad de nuestros mejores profesores. Debemos de hacer un uso más eficaz de la capacidad instalada y ampliar los recursos técnicos de apoyo al aprendizaje.
Tenemos el reto de hacer de nuestra investigación una actividad cada vez más significativa, capaz de contribuir tanto al desarrollo y avance del conocimiento en cada una de las disciplinas, como de ofrecer soluciones a los problemas de nuestro país. En este campo es necesario proponernos proyectos más ambiciosos, de mayor alcance. Al tiempo es fundamental atender las contribuciones que un trabajo de calidad puede aportar para la solución de los problemas concretos de los más desfavorecidos de nuestra sociedad.
Tenemos el reto de mejorar las relaciones laborales de la Universidad con su sindicato. Es necesario que la Institución encuentre un marco fluido de solución de problemas que en la vida cotidiana de la Universidad permita la mejor realización de las tareas académicas. Es urgente que encontremos un modelo donde se mejoren sensiblemente las condiciones de los trabajadores. Donde la Universidad sea un espacio en el que adquieran mejores competencias y alcancen oportunidades efectivas de movilidad social. Al tiempo que se tiene la capacidad de ofrecer mejores servicios a la comunidad, en un marco de respeto y responsabilidad en el trabajo.
Tenemos el reto de mejorar sustantivamente el desempeño de la rectoría general en las tareas de apoyo y promoción del trabajo que los profesores realizan en las unidades, fortalecer su capacidad para cumplir sus funciones de planeación y coordinación. En este esfuerzo es importante lograr que las unidades alcancen una mayor capacidad de gestión y realicen en la escala de su responsabilidad el conjunto de los procesos administrativos. En ello es necesario lograr una mayor profesionalización de la administración.
Para cumplir tales tareas, desde este momento, comprometo la autoridad de la rectoría general y le solicito, ahora, a los órganos colegiados y personales de la Universidad su compromiso. Pero la solución de nuestros grandes desafíos no es competencia única del Rector General, de los órganos directivos de la Universidad o de su funcionariado. La labor la habremos de realizar juntos, todos los que conformamos la comunidad universitaria, tal es el reto que nos convoca a una nueva etapa de responsabilidad y trabajo institucional para renovar y fortalecer nuestra Universidad.
La grandeza de la Universidad está en el poder y la fuerza de sus ideas. Ahí reside su capacidad de convocar a los diversos sectores de la sociedad, para apoyar su desarrollo y realizar sus tareas. La credibilidad que hemos alcanzado ante la sociedad y el estado, constituye un patrimonio que debemos cuidar y acrecentar, sobre la base del fortalecimiento de nuestra autonomía.
La relación de nuestra Universidad con la sociedad se ha enriquecido constantemente y constituye una fuente de intercambio permanente. Es necesario ordenar su cauce, mejorar nuestras contribuciones, afinar los mecanismos de acción, de modo que se fortalezca nuestra posición como Institución de alta cultura al servicio de la sociedad.
El contexto político de los próximos años será más complejo y cambiante, en respuesta a las demandas de una sociedad más moderna, donde conviven diversas formas de participación y representación política. Esto ha generado nuevos interlocutores y seguramente implica el establecimiento de mecanismos distintos de relación con los actores. Es necesario mantener una actitud alerta, pero sobre todo es fundamental colaborar con la sociedad con responsabilidad y entusiasmo, desde la preservación y fortalecimiento de la autonomía, que nos garantiza la libertad necesaria para la realización de las actividades académicas.
Vivimos un momento de la historia en que el valor social de las actividades intelectuales se incrementa constantemente, la riqueza de los países depende cada vez más de la incorporación del conocimiento científico y técnico a las más diversas actividades. Esto ha puesto a las instituciones educativas en un nuevo papel ante las sociedades. Es una situación que ha dejado atrás el voluntarismo y que se sustenta en la calidad de las tareas de investigación y docencia, en su posibilidad real de competir a nivel global. En estos términos, el mejoramiento de nuestra docencia ha de proveer a nuestros estudiantes de las habilidades necesarias para realizar una vida profesional plena en un contexto de alta competitividad, con parámetros que ya no están circunscritos por fronteras nacionales, sino por criterios de calidad y eficacia. Lo propio ocurre con las actividades de investigación, cuyo sentido y alcance han de ser reconocidos en el horizonte de las nuevas capacidades productivas que el conocimiento genera.
En este sentido, resulta crucial que la Universidad, desde cada una de las tres unidades intensifique sus relaciones entre sí, y con otras instituciones nacionales, lo que permitirá reunir y potenciar recursos estratégicos en proyectos significativos de docencia en el posgrado y de investigación. La conformación de redes de investigación y el desarrollo de mecanismos de colaboración académica es cada vez más importante a todos los niveles de la actividad institucional.
El ámbito internacional constituye una esfera cada vez más relevante de la actividad de las comunidades académicas. Es necesario que la UAM, constituya mecanismos para promover y fortalecer los vínculos con universidades de otros países, de modo que nuestros profesores y estudiantes se enriquezcan de los procesos de internacionalización que están en curso. La actividad internacional de nuestra Universidad habrá de crecer, porque nuestros académicos mantengan y fortalezcan una creciente relación con las comunidades internacionales, para ello habrá de generarse la infraestructura y el soporte institucional necesario.
Para lograr estos propósitos contamos con la fortaleza de nuestra Universidad, con la enorme calidad y compromiso de nuestros profesores, con el entusiasmo de la comunidad universitaria.
Hoy tenemos una Universidad grande y potente, capaz de hacer importantes contribuciones a nuestro país. Contamos con tradiciones sólidas y modelos consolidados de desenvolvimiento académico. Tenemos también grandes retos, temas que han quedado pendientes, debates inconclusos y sobre todo, el desafío de delinear las estrategias que han de organizar el desarrollo futuro de nuestra Institución. Compañeros universitarios: Al borde de un nuevo milenio, mantengamos la energía y el compromiso, con disciplina y fidelidad a la tarea académica; trabajemos hasta que la labor haya concluido y, podamos señalar, que hemos enfrentado los desafíos de nuestro momento al límite de nuestra capacidad. Esto es mi compromiso.
Muchas Gracias