RECTOR GENERAL

Fís. Sergio Reyes Luján
(30 de noviembre de 1981- 1 de diciembre de 1985 )

Discurso pronunciado en su toma de posesión.*

Señor Presidente y miembros de la Junta Directiva
Señor Presidente y miembros del Patronato
Señores rectores de la unidades y de los órganos personales
Señores miembros de los órganos colegiados
Señores funcionarios universitarios
Señores profesores, alumnos y trabajadores administrativos
Señoras y señores:

Con motivo de este acto, deseo hacer algunas reflexiones generales sobre nuestra Universidad. Mi plan de trabajo será elaborado a la brevedad posible, después de una amplia auscultación a los órganos de la Institución.

La Universidad, por su propia naturaleza, revisa permanentemente sus fines y por ello su organización. Alumnos, trabajadores, funcionarios y autoridades contribuyen a ello durante muy diversos períodos, algunos breves y otros largos. Este proceso de búsqueda constante de fines más perfeccionados y mejor organización es quizá una de las características más significativas de nuestra Institución. El deseo siempre presente de realizar aquí nuestros proyectos, probar nuestras teorías, afinar nuestros conceptos, ensayar soluciones, crear conocimientos, recrear expresiones de todo tipo, es la vida misma de la UAM. Una Institución que ensaya la construcción de un modelo alternativo para la educación superior, que busca y experimenta nuevas formas de organización de la investigación, nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje, soluciones diversas para la participación de los universitarios en la estructura de gobierno, en fin, una Institución que por ello, a pesar de haber sido creada apenas hace 8 años, ya tiene todo un significado en el marco nacional e internacional.

La marcha vertiginosa que emprendió la Universidad desde su creación ha sido realmente sorprendente; en marzo de 1974 se hicieron las primeras contrataciones, en julio de 1974 se terminaron los primeros edificios, en septiembre de 1974 se incorporaron la mayor parte de los profesores iniciales. En septiembre del mismo año Iztapalapa inició los cursos y en noviembre Xochimilco y Azcapotzalco. La tarea de iniciar las clases a sólo 6 meses de haber sido designados los rectores de las Unidades, sólo fue posible con el concurso de todos. Efectivamente, conforme se iban incorporando los profesores y trabajadores administrativos, funcionarios y órganos personales, pasaban a formar parte de una gran familia, de un equipo que lo que menos le faltaba era motivación. Estaban colaborando en la construcción de un gran proyecto, la UAM. El ideal de ser la mejor institución de educación superior, de construir un modelo alternativo al de las instituciones que nos formaron, se transformó en una mística.

La Universidad fue creciendo, incorporó a nuevos universitarios y empezó a sufrir sus primeros problemas, entre otros, el del crecimiento. El simple hecho de que profesores que trabajan en cubículos adjuntos, a pesar de que eran de especialidades diferentes, se separaran a diferentes edificios, alejó a compañeros, obstaculizó la comunicación y, en algunos casos, la incomunicación generó hasta conflictos. Sin embargo los fuimos resolviendo, juntos, como debemos hacerlo ahora y en el futuro.

Hace ya 6 años nació la organización sindical, que reunió a una gran proporción de los trabajadores administrativos y académicos de la Universidad que, ya organizados, demandaron de la Universidad la firma del instrumento jurídico que regulara sus condiciones de trabajo. En el marco de la legislación laboral aplicable entonces, se establecieron las Condiciones Generales de Trabajo, después de un arduo y complejo proceso de discusión con el Sindicato. La administración de este instrumento jurídico ha sido difícil, fundamentalmente porque la experiencia acumulada hasta su firma no fue suficiente para prever todas las situaciones por las que pasaría la Universidad. Las necesidades que demandaba el rápido crecimiento de nuestra Casa de Estudios no siempre fueron satisfechas. Aunque las revisiones que se han hecho a las CGT han intentando y, en algunos casos resuelto, algunos problemas, otros siguen prevaleciendo.

La reforma al Artículo 3o. constitucional y a la Ley Federal del Trabajo han clarificado la situación y ahora tenemos un Contrato Colectivo de Trabajo que puede y debe anticiparse a la aparición de nuevos problemas y resolver algunos que han quedado pendientes. La representación sindical ha manifestado públicamente su disposición a revisar estos asuntos y, eventualmente, acordar con la representación de la Universidad contenidos modificados o nuevos. Declaro enfáticamente mi absoluto respeto a la organización sindical lo cual, por otra parte, espero haber demostrado a través de los múltiples contactos que he tenido con ella en los puestos que he ocupado en la Universidad y lo cual confirmaré en mi cargo de Rector General de la Universidad.

La Ley Orgánica que creó esta Institución establece explícitamente que debe funcionar en un régimen de desconcentración funcional y administrativa a través de sus unidades universitarias y, por ello, se dio la desconcentración geográfica. Esto tiene grandes ventajas, que no mencionaré en esta ocasión, pero ha traído un problema de comunicación que, a pesar de los intentos que hemos hecho por resolverlo, todavía dista mucho de lograrse. Por ello, durante mi gestión intentaré perfeccionar los mecanismos establecidos y en su caso, probar otros. Sin una adecuada comunicación, es decir, sin una comunicación precisa, permanente, extendida y responsable a todos los sectores de la comunidad, es imposible que estos participen en la identificación, análisis y eventual solución de los problemas de la Universidad. La Ley Orgánica y otras normas y disposiciones reglamentarias de la Institución establecen claramente las facultades y atribuciones de los órganos de la Universidad. Sin embargo, las soluciones que diseñen estos órganos sin la participación de la comunidad universitaria, sin el consenso necesario, es prácticamente imposible que sean soluciones reales. Una política que buscaré establecer en la Universidad y fundamentalmente en las relaciones entre la Rectoría General y las unidades es que busquemos soluciones después de un intenso trabajo de campo y de consulta con quienes cotidianamente enfrentan los problemas.

Es cierto que tenemos muchos problemas de estructura, de organización y de funcionamiento que intentaremos resolver, pero esto no debe desviar nuestra atención totalmente de las tareas fundamentales de la Universidad que, por su Ley Orgánica, son la investigación, la docencia y la difusión y preservación de la cultura, tanto en sus manifestaciones curriculares como extracurriculares, internas como de servicio. La Ley Orgánica y el Reglamento Orgánico son claros. La sede del desarrollo de estas actividades académicas lo son las áreas, departamentos y divisiones con la planeación, programación y evaluación de los consejos divisionales y la armonización de los consejos académicos.

Son estos órganos los que deben continuar con el perfeccionamiento de los diversos modelos de docencia e investigación. Haremos acopio de todos los recursos que puestos a su disposición, les faciliten esta tarea, que les permita que sus programas y proyectos se realicen sin constricciones, porque estas son las tareas fundamentales de la Universidad. El Colegio Académico, como el órgano en el que se agrupa la representación de todos los sectores de la Universidad, es el responsable de orientar estas tareas estableciendo las políticas generales necesarias para la docencia, investigación y preservación y difusión de la cultura. En el desarrollo de esta tarea, todavía no completa, seguramente tomará en cuenta los documentos que a varios niveles se han elaborado, recogiendo iniciativas que se han ido presentando en esos años.

Por Ley Orgánica, el Colegio Académico es el facultado para establecer las normas y disposiciones reglamentarias de aplicación general para el buen funcionamiento académico, técnico y administrativo de la Universidad y ha establecido una serie de reglamentos, acuerdos y bases, en sus ya casi 8 años de funcionamiento. Esta tarea tan importante, todavía dista mucho de ser terminada. La comunidad universitaria ha manifestado en diversos foros su preocupación por la falta de otras bases reglamentarias. Las relativas a investigación, servicio social, alumnos y prácticas de campo, son sólo algunos ejemplos. La revisión de algunos ya establecidos parece, en algunos casos, una necesidad. En una próxima sesión del Colegio Académico, incluiré dentro del Orden del Día el análisis de este asunto, para que, eventualmente se apruebe un programa de trabajo para el propio Colegio. De antemano, ofrezco todo el apoyo que sea necesario a través de la Secretaría General de la Universidad y la Dirección de Legislación Universitaria.

La Universidad está pasando por un conflicto que es conocido por su comunidad y la opinión pública. Debido a la adecuación del Contrato Colectivo de Trabajo a la legislación nacional vigente sobre la materia, surgieron opiniones y posiciones encontradas de la comunidad y en los órganos colegiados y personales. Habiendo sido testigo presencial de discusiones al respecto, coincido con muchos en que buena parte del conflicto se originó por falta de información precisa y oportuna a la comunidad y por no haberle dado contenido al análisis del problema desde el principio. En efecto, en muchos casos, se discutieron palabras y no conceptos completos, posiciones particulares sin ver sus consecuencias, posiciones voluntariosas y no producto de la reflexión particular e institucional. En la próxima sesión del Colegio Académico, que será convocada para la próxima semana, presentaré un informe de los últimos acontecimientos a partir del estallamiento de la huelga. Así mismo, se presentará el dictamen de la Comisión del Colegio Académico que, por mandato de éste, estudió los aspectos académicos de los términos de la admisión, promoción y permanencia del personal académico, dictamen que será de gran ayuda para darle contenido a la discusión. Tengo la más firme esperanza de que el Colegio, escuchando a todos los miembros de la comunidad que deseen expresarse, incluyendo a la representación sindical, obtendrá el consenso necesario para legislar al respecto. Sin esta legislación, difícilmente se resolverá el conflicto que vivimos en estos días. El Colegio Académico, estoy seguro de ello, dará una gran luz en la solución del problema en el marco de nuestros propios ordenamientos legales y del orden jurídico del país.

. H. Junta Directiva,

Conocedor de la gran responsabilidad que implica el puesto de Rector General de esta Universidad he aceptado con gusto y protestado lo necesario para cumplir con las funciones del cargo. La formación que recibí en mis 9 años de estudiante universitario, las enseñanzas y experiencias acumuladas en los 20 años que tengo de desempeñar diversas labores universitarias, el contacto con todos los sectores de esta Universidad desde que ingresé a ella, el 1o. de marzo de 1974, los pondré al servicio de una sola causa, la U.A.M.

Señores titulares de los órganos colegiados y personales:

Juntos debemos y podemos continuar el proceso de construcción de esta Universidad, en busca de estados mayores de superación institucional.

Señores trabajadores académicos y administrativos y alumnos.

Con su cooperación y responsable desempeño de sus actividades estoy seguro que seguirá incrementándose el prestigio de la Universidad dentro y fuera del país.

Amigos

Soy un universitario que está consciente de la responsabilidad de tan alto cargo, que ha puesto su limitada capacidad y experiencia al servicio de la Universidad, pero que también sabe que con el consejo y ayuda de todos ustedes será posible cumplir tan importantes tareas.

Muchas gracias.

*(transcripción tomada del Órgano Informativo Universidad Autónoma Metropolitana,
Vol.VI, no. 12, 02/12/81)